Crisis energética
Lo mismo, ahora, alguien cae en la cuenta de que abandonar totalmente, o casi totalmente, el transporte por ferrocarril no ha sido una idea muy buena. Un paro de un 10% de los camioneros, empresas y autónomos, ha costado un montón de dinero. Y de las molestias, disgustos, preocupaciones y follones en general no hablemos. Cuando lleguen sucesivas subidas de precios de los productores del petróleo y se convoquen paros mucho mayores, ¿qué haremos? ¿Qué harán los que tienen que decidir?
Es imprescindible tener una alternativa que alivie los problemas en situaciones límite. Se han abandonado vías, túneles, estaciones, muelles que se deberían recuperar para, en un plazo medio, tener unos trenes de mercancías que puedan rivalizar con el transporte por carretera. Y estudiar la utilización de nuevas máquinas de vapor que ahora podrían ser mejores.
Si las minas de carbón permanecen abiertas, más que nada por tener una alternativa urgente ante los abusos de la OPEP, es imprescindible no dejar totalmente el abastecimiento de un país en manos de unos y otros.
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