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Reportaje:

Carmen París renueva la jota

La cantante zaragozana presenta 'InCubando' en el Calderón

El nuevo líquido talismán de la jotera Carmen París es el ron añejo. Nada mejor que unos buchitos del sabroso líquido tostado para hablar de su tercer disco, InCubando, concebido por pura casualidad en La Habana y que esta noche vive su estreno en el teatro Calderón. París, tarraconense de nacimiento, zaragozana de adopción y ahora "felicísimamente" instalada en el barrio de Entrevías, asegura que a sus casi 42 años, la experiencia cubana, y hasta el enamoramiento, se notan en las nuevas composiciones. "La naturaleza me ha hecho más práctica e inteligente, ya no tengo tanto genio, pero conservo mi espíritu más infantil: las ganas de jugar y disfrutar", resume sobre su ánimo actual.

InCubando se escribió en Cuba como pudo haberse alumbrado en Sebastopol. Tras Pa' mi genio (2002) y Jotera lo serás tú (2005), París descubrió que en su refugio de Entrevías no podría escribir una sola nota más. "Mi teléfono lo tiene demasiada gente y me cuesta mucho decir que no", admite quien en estos años ha hecho de todo: gira propia, un espectáculo (Mujeres con cajones) junto a Albita y Susana Baca, colaboraciones con la compañía de danza de Miguel Ángel Berna, la zarzuela Gran Vía o los viajes solidarios con la causa palestina.

Una noche, de cena con unos amigos, les confesó que no había compuesto ni una línea para su nuevo disco. "Yo tengo apartamento en La Habana. Enciérrate en él y así no tendrás excusas", le respondió uno. Y Carmen le tomó la palabra.

El resultado es un álbum de jotas sui géneris, como siempre, pero esta vez con deje habanero. "Si hasta José Martí estudió y se enamoró en Zaragoza, yo tenía que abundar en esas conexiones". Abundó tanto que hasta se enamoró en La Habana, como se trasluce en los temas Agua que no ha de correr o Distancia espeluznante. Pero la sorna y la puntilla afilada que caracterizan a la autora asoman en piezas como De muy buen ver, "dedicada a esa parte de la población que valora a las mujeres en función del perímetro torácico". O en Chufla, dragón, donde se burla del abuso de la tecnología: "Vivo sin tele, radio ni Internet. Pueden llamarme cavernícola, pero soy feliz". Y el camarero del Café Central le ofrece otro chupito de ron.

Carmen París. Martes 17, a las 22.00, en el teatro Häagen-Dasz Calderón (calle de Atocha, 18). 20 euros. www.ticktackticket.com y 902 150 025.

Carmen París.
Carmen París.
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