La mano oculta de Sarkozy
La TF1 francesa despide al presentador líder tras sus roces con el presidente
Cuando llegó, a finales de verano de 1987, fue como "un soplo de desenvoltura y ligereza", recordaba François Caviglioli en Le Nouvel Observateur. Durante sus dos décadas oficiando el informativo de mayor audiencia de Francia, el 20 heures de la cadena privada TF1, Patrick Poivre d'Arvor, de 60 años -también conocido como PPDA- se ha convertido en un icono, incluida su versión en látex que conduce los guiñoles de Canal +.
Pero esta semana ha sido reemplazado - "brutalmente", según sus palabras- por Laurence Ferrari, una mujer de 41 años a la que se le atribuyó -falsamente- un idilio con Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia.
Mantenía una audiencia media del 38%, lo que le situaba a la cabeza de Europa
Esta brillante periodista, procedente de Canal +, llega con el estigma de haber sido propuesta para ocupar este púlpito mediático por el propio Sarkozy al patrón del grupo TF1, el empresario Martin Bouygues, gran amigo del presidente. Y haber llegado apuñalando por la espalda a su reverenciado predecesor. "Hubiera apreciado un poco más de elegancia por parte de la dirección de la cadena", dijo PPDA, tras una semana de rumores que, finalmente, él mismo confirmó el jueves tras finalizar su programa.
"Tuve la sorpresa de enterarme el lunes, como todo el mundo, descubriéndolo en la portada de los periódicos", escribió el viernes. "Los dirigentes de TF1, después, me lo confirmaron febrilmente sin darme la menor explicación seria". Y tras denunciar la "brutalidad de esta decisión", añadió unas gotas de sospecha y otras de despecho. "He intentado garantizar la independencia de TF1", dijo, "quiero esperar que la reorganización programada de la información de la cadena no comportará más despidos". El jefe de informativos, Robert Namias, anunció de inmediato su dimisión.
Lo cierto es que PPDA y Sarkozy han cruzado las espadas en más de una ocasión. La más sonada, el 20 de junio de 2007, después de que el presidente asistiera a su primera cumbre del G8, aquella en la que compareció un tanto desestabilizado tras un encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin, lo que dio pie a más de un comentario sobre los efectos del vodka en los abstemios (Sarkozy lo es). PPDA y Claire Chazal, la presentadora de France 2, le entrevistaron en el Elíseo. "Se le vio muy suelto" en la cumbre, le dijo Poivre D'Arvor, "incluso un poco excitado, como un niño pequeño al que acaban de dejar entrar en el patio de los mayores".
Se dice que Sarkozy no se lo ha perdonado. Pero en realidad PPDA estaba obligado a demostrar que no iba a ejercer de felpudo presidencial en la televisión de Bouygues, una sospecha que empezaba a pesarle demasiado, pero que resultaba inevitable. Durante la campaña electoral ya se habían pegado varios zarpazos. El candidato Sarkozy, ministro del Interior, aprovechó todas las entrevistas que le hizo PPDA para recriminarle su supuesto trato excesivamente cortés con su rival socialista Ségolène Royal.
Todas las fuentes coinciden en que Sarkozy y Bouygues hablaron sobre el relevo de PPDA, pero una versión asegura que fue el empresario quien le comunicó el cambio al presidente y que éste le felicitó por su decisión, mientras que otra versión asegura que fue el inquilino del Elíseo quien le comentó al padrino de su segundo matrimonio que ya iba siendo hora para cambiar al veterano periodista por la más joven y bella Ferrari. Cabe recordar, además, que antes de que el presidente se enamorara de su esposa, Carla Bruni, un medio de comunicación publicó el rumor de que Ferrari mantenía un idilio con Sarkozy, viéndose obligado a rectificar cuando ella interpuso una demanda.
Tiene razón PPDA en no encontrar razones "serias" para su despido. No ha caído su audiencia. Pese a la bajada global de TF1, él mantenía una media del 38%, lo que en números absolutos le colocaba en la cabeza de Europa. Pero al margen de sus diferencias con Bouygues y sus roces con Sarkozy, su salida hay que leerla también en el contexto de los cambios que se están produciendo en el paisaje audiovisual francés, que podría acabar con la tradicional hegemonía de TF1 desde que surgiera de la privatización parcial de la ORTF. La llegada de la TNT y la entrada en el mercado televisivo de Orange está cambiando el reparto de la audiencia y del pastel publicitario.
La audiencia media de TF1 ha caído en un año del 31,4% al 27,2%; las públicas France 2 y France 3 bajan hasta un 20% y un 15%, respectivamente; M6, la privada más pujante, ha conseguido mantenerse en su 11,1%. La otra cara de la moneda corresponde a las cadenas de la TNT, que han pasado de un 5% de la audiencia a un 11,2% en este periodo, y siguen subiendo. Los resultados del grupo TF1 han caído un 20,5% en el primer trimestre de 2008, por no haber adivinado hacia dónde se dirigía el mercado.
Más importante que el presentador de turno, sea PPDA o la ambiciosa Ferrari, es la fórmula que finalmente se apruebe para financiar los canales públicos una vez que dejen de emitir publicidad, tal y como ya ha decidido el presidente. TF1 y M6 presionan para que se desregularice el tiempo máximo de publicidad, o al menos que se permita un segundo corte publicitario.
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