Inolvidable
En lo que va de año, en los ciclos de música actual dirigidos por Xavier Güell, Madrid ha tenido la oportunidad de acceder en versión de concierto a dos de las óperas más emblemáticas de las últimas décadas.
Primero fue Fama, de Beat Furrer, que este verano recibirá la bendición del Festival de Salzburgo, y anteayer, La cerillera, de Helmut Lachenmann, sobre el cuento de Christian Andersen con añadidos de Leonardo da Vinci y la activista Gudrun Ensslin, estrenada en Hamburgo en 1997 con una puesta en escena de Achim Freyer y también elevada a los altares hace unos años por el Festival de Salzburgo.
En Madrid se ha utilizado la versión de 2000 pensada para Tokio. El compositor Tomás Marco ha apuntado con acierto que la obra de Furrer es "teatro para oír" y la de Lachenmann "música para ver". El propio Lachenmann la define como "música con cuadros".
La cerillera es una orgía sonora sobrecogedora que el espectador recibe con sonido cuadrafónico y envolvente. Los efectos sonoros son increíblemente imaginativos. La experiencia es inquietante por su inclasificable dramatismo y su tensión musical. La Orquesta y Coro de RTVE realizaron un trabajo espléndido, a las órdenes de un imponente Matthias Hermann.
Es de justicia destacar la extraordinaria interpretación de las pianistas Yukiko Sugawara y Tomoko Hemmi (las dos participaron también en el estreno en Hamburgo de la ópera), así como la intervención de Tomoko Kiba con el enigmático shô.
Las dos sopranos estuvieron impecables en sus complicados cometidos vocales y causó un impacto especial Helmut Lachenmann al asumir el papel de narrador en una escena.
La acogida del público fue apoteósica, lo que demuestra una vez más que la música contemporánea de altura tiene un público incondicional. Lachenmann fue aclamado y tuvo que salir repetidas veces a saludar.
Han pasado cosas importantes esta semana en Madrid. En el colegio El Quijote de Vallecas, los alumnos de 9 a 11 años han escrito, compuesto, interpretado y montado una obra lírico-teatral de mucho mérito. En el Monumental se ha podido escuchar uno de los títulos operísticos más sorprendentes y transgresores de los últimos años. Esto marcha.
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