El impío Mikhalkov
Un puñado de hombres corrientes, con sus prejuicios sociales y sus dramas personales, unos sin prisas, otros con entradas para el fútbol, unos analíticos, otros verborreicos, deben decidir si un acusado es carne de corredor de la muerte. Doce hombres sin piedad, obra maestra del cine judicial, fue dirigida por Sidney Lumet en 1957. Atmósfera asfixiante, claustrofobia moral. Parece imposible cargarse un texto tan bueno como el de Reginald Rose. La versión dirigida por Gustavo Pérez Puig para TVE en 1973, con los imponentes José María Rodero y José Bódalo, causó estragos nocturnos en una generación de niños, entre ellos el que esto escribe (entonces se veían estas cosas por la tele). Parte de sus secretos estaban en el escenario único y en la imaginación del espectador para poner rostro al acusado. Sin embargo, el ruso Nikita Mikhalkov ha decidido incluir una serie de flashbacks aclaratorios sobre la vida del reo en su nueva versión, titulada simplemente 12. Adiós a la claustrofobia, a la sensación de tiempo real, al misterio sobre la fisonomía. Otras aportaciones: divagar sobre el conflicto de Chechenia, un inmoral giro final y convertir una pieza perfecta de 96 minutos en un grandilocuente tostón de casi tres horas.
12
Dirección: Nikita Mikhalkov.
Intérpretes: Sergei Makovetsky, Aleksei Petrenko, Nikita Mikhalkov, Sergei Gazarov, Yuri Stoyanov.
Género: drama. Rusia, 2007.
Duración: 159 minutos.
Babelia
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