_
_
_
_
_

La moción se queda en la puerta

Una multitud impide a ex ediles del PP de un pueblo de Ourense acceder al pleno para votar la salida del alcalde

Calvos de Randín, un depauperado municipio orensano de 1.400 habitantes, en la frontera con Portugal, ha protagonizado un rocambolesco episodio de transfuguismo, que culminó ayer en una fallida moción de censura. El ayuntamiento había estado gobernado ininterrumpidamente por el PP hasta que en las pasadas elecciones municipales el PSOE se hizo con la alcaldía.

En el forcejeo hubo insultos y lanzamiento de petardos y huevos

Los populares no se resignaron a la derrota y decidieron inmolarse: sus cuatro concejales se dieron de baja en el partido, se pasaron al grupo de los no adscritos y pactaron la moción de censura con un tránsfuga del PSOE. Los socialistas insisten en señalar como responsable de la operación al presidente provincial del PP, José Luis Baltar, quien lo niega rotundamente.

Una multitud, entre la que había concejales y alcaldes del PSOE de toda la provincia, ocupó ayer la casa consistorial e impidió el acceso de los concejales elegidos por el PP en una atmósfera de fuerte tensión, con denuncias cruzadas de agresiones. Los tránsfugas intentaron acceder al pleno que iba a debatir la moción de censura, pero resultó imposible. "¡Que dice el alcalde que les dejéis pasar!", gritaban los vecinos que se apiñaban en el rellano del edificio y que habían estado insultándoles en las horas anteriores. "Pues es que no cabemos, es imposible", contestaban los que se apretujaban en las inmediaciones de la puerta entre gritos de "¡carroñas, no os queremos!" dirigidos a los tránsfugas mientras un notario contratado por éstos registraba los hechos. "A ver, pasad, cobardes", les retaban.

Pese a todo, el alcalde socialista, Aquilino Valencia, decidió celebrar el pleno sin ellos y la moción fue rechazada por todos los asistentes que habían tenido la precaución de entrar al edificio a las 10 de la mañana, dos horas antes del inicio de la sesión, junto al vecindario y cargos socialistas. Algunos vecinos habían pernoctado incluso en las dependencias municipales para garantizarse la custodia del inmueble. "Yo no echo a nadie del Ayuntamiento, es la casa de todos", se justificó Valencia.

A las 10.30 habían intentado también acceder los cuatro ex ediles del PP y el tránsfuga del PSOE. Pero acudieron pertrechados por una docena de guardias de seguridad privados encabezados por un policía municipal del vecino ayuntamiento de Celanova, en donde gobierna el PP. "Es un hombre de confianza de José Luis Baltar, lo que evidencia quién está detrás de esta moción", acusó un portavoz del PSOE. Los escoltas resultaban inconfundibles, con sus trajes y sus gafas de sol negras. La presión entre ellos y el vecindario desató la batalla. Hubo lanzamiento de huevos, se tiraron petardos y en el forcejeo una mujer del pueblo perdió un diente mientras un representante del PSOE acabó con un labio roto. Los tránsfugas salieron bañados en huevo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
El alcalde de Calvos de Randín, Aquilino Valencia (PSOE), junto a su esposa, tras el pleno municipal.
El alcalde de Calvos de Randín, Aquilino Valencia (PSOE), junto a su esposa, tras el pleno municipal.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_