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EUROCOPA 2008 | Grecia - Suecia

Ibrahimovic limpia el fútbol

Un golazo del delantero encauza el triunfo de Suecia sobre la conservadora Grecia tras una vergonzante primera parte

Sólo se mueve cuando lo considera estrictamente necesario. La rodilla, hinchada desde hace meses, le marca la elección de las carreras. Las imprescindibles. No juega un partido completo desde el 22 de marzo pasado. Y no marcaba un gol con Suecia desde hacía dos años y medio. Pues, bien, Ibrahimovic acabó con toda esas miserias en una arrancada propia de un genio. Recogió el balón en el callejón del 8, vio unos metros por delante a Larsson, entendió que estaba ante la jugada imaginada. Una pared fulminante. La devolución con la izquierda del ex delantero del Barcelona le dejó la pelota en el espacio justo, al que llegó Ibrahimovic como una locomotora. La percusión fue tremenda. El balón voló justo a la escuadra contraria. Crujieron los cascados huesos del portero Nikopolidis. Ljungberg fue el último en felicitar a su compañero. Un estrechón de manos muy frío. Apenas se hablan desde que Lars Lagerbäk, el seleccionador, le arrebatara la capitanía a Mellberg, amigo de Ibrahimovic, para dársela al ex centrocampista del Arsenal. Mal rollo en el vestuario sueco.

Tic, tac, tic, tac. Se dormían las ovejas. La hinchada sueca montaba en cólera
Suecia en la Eurocopa
Ibrahimovic, la estrella de su equipo
El calendario de la Eurocopa

Todo el andamiaje griego, lleno de precauciones defensivas, hecho añicos. El fútbol se liberó de unas cadenas muy pesadas. Ambos equipos entendieron que hay que atacar para ganar, y en eso Suecia llevaba alguna ventaja. Pese a que es una selección en aparente decadencia, conserva dos futbolistas de mucha talla. Los dos que firmaron el primer gol. A sus 36 años, Larsson sigue siendo un placer para la vista. El tiempo le ha robado la potencia, pero conserva la gracilidad para deslizarse entre las grúas de los defensas. Es un peligro.

Esta vez, al triunfador Otto Rehhagel le salió rana. Fracasó su propuesta por ganar los partidos por aburrimiento como consiguió en la pasada Eurocopa. Un mensaje tan asimilado que sus centrales -tres porque al técnico alemán de Grecia dos le parecen insuficientes- tuvieron la desfachatez de estar pasándose el balón entre ellos durante una eternidad. Sin avanzar ni un metro. Hasta que les entraran los delanteros rivales. Pero, como Suecia tampoco tenía ninguna intención de adelantar sus líneas hasta que hubiera recuperado el balón, allí estaban ellos, Dellas, Kyriakov y Antzas, pasándose la pelotita. Tic, tac, tic, tac. Pasaba el tiempo. Se dormían las ovejas. La hinchada sueca, que ocupaba el fondo de ese atentado al fútbol, montaba en cólera. No entendía la estafa, propiciada en gran parte por su propio equipo, que no presionaba más allá de su propio campo. Una vergüenza.

Aun así, los defensas griegos ni se sonrojaron. Es más, el jefe Dellas les explicaba a continuación la jugada a sus dos colegas. "Que vengan, que vengan. Nosotros, tranquilos", les indicó con el gesto de la mano derecha. "Tranquilos, tranquilos". Claro que si el propio Dellas se lanzaba al ataque era peor: enviaba unos zurriagazos, supuestamente pases, al banderín de córner de la portería sueca.

Suecia le había dado el campo y la iniciativa a Grecia en la primera parte. Que inventen ellos, pensó Lagerbäck. Y, claro, bueno es el amigo Rehhagel para que le digan lo que tiene que hacer. No parece de los que se preocupan mucho por el qué dirán. El hombre encontró la fórmula que le dio el éxito en Portugal 2004 y cualquiera le convence ahora para que la cambie. Tampoco es que disponga de muchos recursos, es cierto. Sin noticias de Gekas, ¿qué queda? Un trío de centrocampistas con oficio, un par de patadas bien repartidas y a esperar el milagro. No parece que pueda producirse en esta ocasión. Tras el gol de Ibrahimovic, Grecia se hundió. No tenía previsto otro plan. Y, cuando le entraron las prisas por atacar, Rehaggel provocó tal desconcierto en su propia defensa que el central sueco Hansson, más cerca siempre de marcar en su propia portería, consiguió anotar en la contraria. Eso sí fue un milagro.

"Ha valido la pena"

"Espero que Ibrahimovic juegue contra España", dijo el seleccionador sueco, Lars Lagerbäck, encomendándose al único jugador que puede resolver por sí mismo un partido. El delantero del Inter le pidió el cambio, puesto que no puede aguantar 90 minutos seguidos desde hace meses. Se lo impide una lesión en la rodilla. "He necesitado demasiado tiempo para volver a marcar con la selección", dijo Ibrahimovic, designado jugador del partido por la UEFA, "pero ha valido la pena: ha sido fantástico".Lagerbäck sabía que Grecia iba a jugar con cinco defensas y por eso pidió a sus delanteros que no fueran a presionarlos para obligarlos a salir de la cueva. De ahí, la lamentable situación de la primera parte, en la que los centrales griegos se pasaban la pelota sin querer avanzar. Esos defensas fueron más papistas que el Papa. Ni siquiera a su entrenador, Otto Rehhagel, le gustó el gesto. "Me parece bien que se pasen una o dos veces la pelota, pero no tantas. No me ha gustado y se lo he dicho en el descanso", declaró.

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