200 alumnos de 33 nacionalidades
Multiculturalidad, diversidad cultural, integración, convivencia intercultural... Éstas son palabras que hace apenas 10 años casi ni se oían en los centros educativos andaluces, donde la presencia de alumnado inmigrante era ciertamente escasa. Hoy día, sin embargo, este alumnado representa casi el 5% en la enseñanza obligatoria, concentrándose el grueso de los 63.317 alumnos extranjeros matriculados este curso en Málaga (38,8%) y Almería (24,6%), según datos del Observatorio de la Infancia en Andalucía.
Y es que la Costa del Sol es el destino preferido para los extranjeros que deciden emigrar. Hay municipios donde conviven más de 140 nacionalidades, como Torremolinos o Marbella. En la costa malagueña, especialmente en la occidental, los colegios públicos son los encargados de formar al 95% de los menores inmigrantes matriculados en la provincia, unos 25.000 este curso. Los colegios concertados y privados sólo acogen a un 5% del alumnado extranjero.
Un buen ejemplo de ello es el colegio de Infantil y Primaria Cancelada, en Estepona. En sus aulas estudian 650 alumnos, 200 de los cuales son hijos de inmigrantes procedentes de 33 países distintos. "Un 40% de nuestros alumnos son extranjeros, en su mayoría británicos, alemanes, franceses, italianos, marroquíes, chinos, ecuatorianos... ¡Este año tenemos hasta a alumnos de Surinam! Aquí no se cierra nunca el plazo de matrícula", explica Belén Luque, una joven profesora del colegio Cancelada y responsable del proyecto intercultural que con mucho esfuerzo e imaginación desarrolla este centro para dar respuesta al desafío que representa este aluvión de nacionalidades en sus aulas.
Luque puso en marcha el pasado curso este proyecto intercultural que sufraga la UE a través de la Junta. "La idea es afrontar este reto modificando las estrategias de enseñanza-aprendizaje para adecuarse a esta nueva realidad", indica Luque.
La profesora participa junto con otros cinco compañeros en este proyecto con la pretensión de lograr la rápida integración de estos niños, en su mayoría de clase media-baja y en muchos casos provenientes de familias desestructuradas. "Esto no es un gueto. Que haya tantos extranjeros obedece a varios factores, como el efecto llamada que se produce entre los padres de los niños y el hecho de que sea el único centro público en una zona cuajada de urbanizaciones", señala Luque.
"Los niños no tienen prejuicios. No ven problema en el color de piel ni en el idioma", señala Luque. Además de la formación continua del profesorado a través de cursos específicos y el refuerzo en la enseñanza del español, en el colegio se desarrollan todo tipo de actividades que faciliten la convivencia y la inclusión de los extranjeros. "Quizá el plato fuerte sean las jornadas interculturales que realizamos desde hace ocho años", resalta Luque, contenta por haber desarrollado otras partes del proyecto, como la ludoteca o la biblioteca.
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