La cosa
Rajoy lucha contra un enemigo informe, blando, gelatinoso, escurridizo, hipócrita, que ocasionalmente adopta las maneras de Esperanza Aguirre, de Juan Costa, de Gabriel Elorriaga, de Ángel Acebes, de Zaplana, de San Gil, de Astarloa, de Rouco, incluso de Aznar. El adversario de Rajoy es La Cosa, es decir, un ente cuya naturaleza proteica le permite cambiar de forma, de rostro, de apellido. Puede incluso desaparecer durante días, como Moby Dick, aquella bestia perteneciente al orden metafísico y a la que el capitán Acab perseguía inútilmente por el océano, cuando se hallaba en el interior de sí mismo.
El problema de Rajoy, como el del enfermo de depresión, que un día cree que tiene un tumor en la cabeza y otro en el estómago, no pertenece al orden orgánico. Y del mismo modo que el hipocondríaco pide de rodillas al médico un diagnóstico, incluso el peor de los posibles, para poner rostro a su enfermedad, el líder del PP acabará implorando la presencia de un adversario real, con nombre y apellidos, con cuerpo, con DNI, con sexo, con domicilio fiscal y dirección de correo electrónico. Él mismo le facilitará los avales, le dará el suyo si es preciso, con tal de que cese esta batalla contra un monstruo sin catalogar que un lunes aparece por babor y otro por estribor. Pero nadie puede escapar a su destino y el suyo, el de ese Mariano Rajoy cada vez más consumido, más triste, más oscuro, es el de morir abrazado a esa bestia sin órganos, sin forma, sin nombre, como el capitán Acab moría amarrado a la ballena blanca que habitaba en las profundidades de su conciencia. Después de todo, La Cosa forma parte de él, la creó él, la alimentó él, la vistió él. La Cosa presidía las manifestaciones convocadas por él y asustaba a los españoles en su nombre. Por eso conmueve tanto el modo en que ahora es devorado por ella.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.