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Enfrentamiento en la cúpula de la televisión balear IB3

Discrepancia abierta en la actual cúpula directiva de la radio televisión autonómica de Baleares IB3. "No hay una dirección colegiada", afirma Matías Salom, uno de los dos directores adjuntos del ente público balear, que tiene la producción totalmente externalizada. Salom expresó ayer su distanciamiento del modelo de gestión "por cuotas cerradas" y de la línea de control empresarial total que mantiene el director general, Antoni Martorell, quien ha situado el catalán como lengua propia de la programación.

"Se ha de repensar el modelo, lograr una plantilla propia, redimensionada, y un presupuesto de IB3 más ajustado. Está en juego la supervivencia y la pluralidad del ecosistema de la industria de producción audiovisual", indicó Salom. "No tenemos un técnico de continuidad propio y el jefe de informativos debe tener autonomía y trabajar con la mínima injerencia", añadió.

Salom gestiona la política lingüística y las relaciones con TV-3. Tras casi un año de trabajo, afirma que no ha podido influir en la línea establecida por Martorell, un periodista que creó una empresa de publicidad y que fue director de comunicación de la líder de Unió Mallorquina, Maria Antònia Munar, en el Consell de Mallorca. En el reparto de cuotas de poder del pacto político de centro izquierda de 2007, el grupo mallorquinista se asignó el control de IB3 y situó al frente a Martorell.

"Sólo vale la adhesión inquebrantable al director general", asegura Salom, quien entró como director adjunto de IB3 a propuesta del Bloc PSM-IU-Verds Esquerra. El productor de televisión Antoni Capellà accedió a otra adjuntía designado por el PSOE. A este último cargo, con responsabilidad en el área de producción, había renunciado antes la periodista de TV-3 Margalida Solivellas, que denunció su falta de autonomía profesional en el diseño de la radiotelevisión pos-PP. Nacida en 2005, la televisión balear tenía una deuda de 163 millones de euros tras la caída del PP y un año después la cifra se eleva ya a 215 millones. Según Salom, se ha consolidado "un funcionamiento continuista".

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