Caixafòrum exhibe la pintura moderna china de la Escuela Yi
No es arte conceptual, ni abstracto, ni minimalista, y sin embargo, reúne las principales características de estas tres tendencias. La afirmación, que se parece a un enunciado de la filosofía zen, responde a la dificultad de utilizar parámetros analíticos occidentales para definir una corriente artística que se ha desarrollado en China en las tres últimas décadas del siglo XX. Se trata de la Escuela Yi, protagonista de La modernidad desplazada. Treinta años de arte abstracto chino, una exposición abierta en Caixafòrum, el centro cultural de la Fundación La Caixa, hasta el 21 de septiembre.
La exhibición, que se estrenó en Palma de Mallorca y posteriormente se presentará en Madrid, reúne 84 obras de 48 artistas que comparten el aislamiento del mundo occidental y una aproximación al arte a través de la contemplación y el recogimiento. "Ha sido un arte ignorado durante muchos años. Su recuperación es reciente y ésta es la primera exposición que se organiza fuera de China", afirmó el comisario Gao Minglu, profesor de la Universidad de Pittsburgh, a quien se debe la articulación de los diversos artistas en un movimiento que él mismo denominó Escuela Yi. "La estética yi asume formas y características diversas según el periodo y se diferencia tanto del arte de vanguardia occidental como del abstracto oriental. Yi combina el pensamiento subjetivo con los inputs del entorno y por ello es el estilo más idóneo para plasmar los objetivos de la meditación", añadió el comisario.
El recorrido se estructura en tres ámbitos, uno por cada década. El primero, titulado Imagen mental en homenaje a la esencia de la estética de la década de 1970, reúne artistas autodidactas que se oponen a los dictámenes de la Revolución Cultural con obras que reinterpretan la pintura de paisaje tradicional para plasmar sentimientos. El yin y el yang, los opuestos que forman la unidad, se materializan en los círculos y cuadrados, respectivamente símbolo del paraíso y de la tierra, que abundan en la segunda sección, denominada Principio mental. Los colores desaparecen dejando paso a múltiples matices de gris y a una reinterpretación heterodoxa del arte de la caligrafía.
El tercer ámbito, Entorno mental, reúne obras de los años noventa adscritas al maximalismo, una tendencia que presenta las características exteriores del minimalismo occidental y constituye una respuesta al estallido del capitalismo y la globalización en China.
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