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Monzó: "El cuento se sitúa entre la narración y el poema"

El escritor catalán presenta su 'Mil cretinos' en la Feria del Libro bilbaína

El envejecimiento y las enfermedades de sus padres pusieron al escritor Quim Monzó (Barcelona, 1952) frente a la cara más dolorosa de lo que él llama "la bajada final de la vida". Fueron diez años en contacto directo con la degradación, el sufrimiento, las residencias de ancianos, y la incapacidad física y mental que va acercando poco a poco a la muerte. En ese tiempo escribió como lo había hecho siempre, con humor. Y el resultado fue una serie de cuentos que, tras una selección en verano de 2007, se convirtieron en el volumen Mil cretinos (Anagrama).

Monzó dice que Mil cretinos es "el más alegre y divertido" de todos sus libros, gracias a ese humor natural de su forma de escribir, que le ha alejado de la perspectiva "negra o trágica" al contar historias que, en su mayoría, muestran de cerca la vejez y la enfermedad. "Escribir es la válvula de salvación de la locura cuando se hace como yo lo hago, sin compromisos previos con la editorial y con un toque autobiográfico", dijo ayer en la presentación de sus cuentos en la Feria del Libro de Bilbao.

Los libros de cuentos -Melocotón de manzana, El porqué de las cosas, El mejor de los mundos- han sido las obras de Monzó de mayor éxito. Enrique Vila-Matas, por ejemplo, le considera uno de los mejores autores de cuentos del mundo. Monzó ha escrito los 19 relatos de Mil cretinos fiel a su convencimiento de que el cuento no es un género inferior a la novela. "Soy un defensor del cuento, pero no beligerante", reconoció.

El cuento, como los cortometrajes, argumenta, se adaptan mejor a la aceleración de la vida contemporánea. "El cuento y la narración no son lo mismo", explica. "El cuento se sitúa entre la narración y el poema. La narración puede contar cualquier cosa. En un cuento lo que se dice tiene un sentido final, nada es gratuito, conduce a una explicación final que lo ilumina todo. El cuento tiene un hálito superior, es cercano al buen chiste". Y no cree que en la traducción del catalán se altere el resultado. "Una literatura como la mía, con pánico a la pompa, se puede traducir a cualquier lengua", defendió.

Monzó adelantó que ahora se siente tentado a explicar su vida. No anuncia una biografía al uso. Serán "unas memorias llenas de mentiras".

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