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Columna
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Estrategias urbanas

Las políticas urbanas han de ir más allá de las preocupaciones inmediatas. Deben afrontar los diversos impactos que sobre las áreas metropolitanas limítrofes generan los procesos de globalización. Es decir, las estrategias de las ciudades han de contribuir a una dimensión más amplia que la estrictamente urbana y han de estar dotadas de mayor cobertura espacial.

Las apuestas de las ciudades gallegas, ya sean A Coruña o Vigo, Santiago o Ferrol, Ourense o Lugo, son buenas muestras de lo reseñado. En todos los casos, las ciudades desean reforzar el criterio de megaciudad, al buscar expandir los flujos metropolitanos y establecer sus respectivos niveles de jerarquía urbana en sus áreas de influencia. De la misma forma, las estrategias urbanas insisten en las políticas de diversificación y en las apuestas de interconexión, o sea, en ampliar los objetivos y los ámbitos de sus dinámicas de inserción global.

El desafío de las ciudades es la resultante de la interacción de territorio, transporte y turismo

Dos apuestas llaman la atención sobre las demás. En primer término, las estrategias de las ciudades gallegas están encaminadas a nuevos procesos de integración en redes de ciudades; y en segundo lugar, se articulan nuevos sistemas de participación y de negociación entre los agentes para incrementar la responsabilidad de los actores locales.

De esta forma, las primeras conclusiones de las experiencias llevadas a cabo este último año pueden resumirse en un rasgo común, solo aquellas ciudades que sean capaces de focalizar sus recursos y orientarlos hacia una integración en redes o alianzas serán ganadores. Por el contrario, aquellas que confían sus acciones hacia estrategias basadas en actividades y funciones en los que predominan los bajos salarios, la escasa formación y la reducida productividad de las actividades, serán las perdedoras.

Ello lleva a afirmar que las estrategias urbanas exigen enumerar las relaciones sociales existentes, las redes de transacciones y cadenas de inserción globales. Esto es, las ciudades han de poder revelar sus interconexiones y sus jerarquías al objeto de poder situarse en el ranking de las ciudades globales.

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Si se repasa el panel de ciudades europeas, llama la atención el interés de las mismas por el ejercicio permanente de repensar el futuro. En esta línea de análisis se resaltan los enfoques integrados de las diversas estrategias planteadas y las propuestas a largo plazo de las mismas. Por eso, no es baladí que los principales responsables de las ciudades europeas definan a las mismas tanto en el espacio como en el tiempo.

Pero escudriñando un poco más en los análisis estratégicos podemos afirmar que las ciudades tienen como responsabilidad actuar sobre tres aspectos: el hábitat (humano y natural), los flujos (que incluyen la energía, el agua, los residuos, las emisiones, el tráfico, los bienes y servicios intercambiados, y los desplazamientos de los capitales y de las personas) y los impactos que se generan (afectan al uso del suelo, a la construcción, al transporte y al consumo).

El desafío de las ciudades es la resultante de la interacción de las 3T, es decir, territorio, transporte y turismo. Y, en consecuencia, hay que tener en consideración aspectos tales como las tendencias de crecimiento incontrolado e irreversible, lograr evitar el desarrollo especulador e insostenible, atenuar los "efectos rebote" para el desarrollo de una economía de conocimiento (fuga de cerebros y deslocalización de empresas) y reducir la irreversibilidad de los procesos (paisaje, biodiversidad y cultura).

En suma, las estrategias urbanas han de ser innovadoras, creativas, tolerantes y sobre todo han de poseer muchas dosis de talento, como bien expone en sus textos el profesor estadounidense Richard Florida. Lo lógico sería, por tanto, enfocar las acciones sobre un equilibrio que contemplara a la vez, la inserción global, el capital natural, la cohesión social y la eficiencia económica.

La tarea y la encomienda que poseen los responsables locales es amplia. Un abandono de sus cometidos hará que el capital territorial que posee una ciudad pueda desvalorizarse y depreciarse, arrastrando con ello al conjunto de los agentes emprendedores, innovadores y creativos. De ahí, la trascendencia que adquiere que cada ciudad cuente con planes y acciones estratégicas bien definidas, consensuadas y, sobre todo, viables.

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