Cooperación eficiente

Lamentablemente, la ayuda dedicada a la cooperación al desarrollo a terceros países peca siempre de insuficiencia y provisionalidad y, ante la carestía de recursos, qué mejor (pensó un grupo de economistas), que agudizar el ingenio para rentabilizarlos. Esta premisa, tan de sentido común, impulsa el Master en Desarrollo, Instituciones e Integración Económica de la Universitat de València, dirigido por Enric Mateu y organizado por el Área de Historia e Instituciones Económicas del departamento de Análisis Económico.

"La cooperación al desarrollado está dominada por muy buena voluntad, pero falta eficiencia. Un enfoque económico es necesario para gastar de la manera más adecuada el poco dinero", recomienda Jordi Palafox, catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universitat de València y profesor del master. A punto de finalizar su segunda edición, este curso oficial, adaptado a Bolonia y aprobado por el ministerio, ofrece a los titulados una sólida formación en principios económicos y sociales, y les dota de las habilidades necesarias para tener una participación activa en el estudio y gestión de programas de cooperación.

Por curso académico solo se admiten 25 estudiantes y sorprende que entre ellos haya hasta 11 nacionalidades distintas, un crisol de culturas con el objetivo común de trabajar la dimensión económica de la cooperación. "Antes me había pasado en EE UU, pero aquí resulta extraño dar clase a alumnos de tantos lugares", dice Palafox. Entre los matriculados se encuentra Alison Puigave, que tras licenciarse en ADE en su Ecuador natal, vino a España a realizar este master. "En mi país, además de haber una oferta muy limitada, son muy caros, pueden llegar a costar 10.000 dólares frente a éste, que no supera los 1.200 euros". De este curso de postgrado destaca la capacidad de ayudarle a "entender la globalización y la necesidad de ayudar a los países emergentes".

Todos sus compañeros se refieren a ese potencial de comprensión que ofrece este posgrado. También el paquistaní Sajid Haider, quien después de haber trabajado en el sector público y privado, tiene más claro, a punto de acabar el master, que su objetivo es la cooperación. Estaría dispuesto a hacer la maleta para volver a su país.

En el curso hay muchos estudiantes de países en vías de desarrollo deseosos de volver para aplicar las recetas de lo aprendido. La valenciana Inés Soler les acompañaría sin titubear. Optó por el curso porque quería darle un enfoque distinto de su carrera, ADE. "Antes del master parecía que no existiera para nosotros el sector no gubernamental, cuando son organizaciones privadas que vienen a funcionar como empresas". El curso, además de enriquecerla personalmente con las visiones de compañeros de otras nacionalidades, le ha servido para desmontar tópicos: ni todas las multinacionales son malas, ni el desarrollo de los países pequeños depende exclusivamente de los grandes, ni las ONG son todo lo fuertes que a veces aparentan.

A punto de culminar la parte teórica, los estudiantes realizarán ahora la práctica o la tesis de maestría. La duración total del posgrado es de 60 créditos ECTS (cada crédito equivale a 25-30 horas). Seis estudiantes de este curso han recibido una beca de la Dirección General de Cooperación, al Desarrollo y Solidaridad de la Generalitat.

Además de la docena de profesores que imparten este curso, han acudido profesores invitados, cuyas intervenciones han podido seguir, previa inscripción, otras 25 personas. Ignacio Landa, un economista cooperante y consultor valenciano en proyectos de desarrollo económico, participará entre el lunes y el miércoles en la Facultad de Economía en esta suerte de cursos gratuitos enmarcados en el master. Dedicado toda su vida a distintas experiencias solidarias, reside en una comuna popular de Medellín y Cristianía, en Colombia, en la comunidad indígena de la que es natural su hija.