La construcción y la industria, tocadas
Como todo el mundo ya sabrá a estas alturas, el crecimiento del PIB en el primer trimestre se quedó en un raquítico 0,3% (1,1% en términos anualizados) y el acumulado en los cuatro últimos trimestres (tasa interanual) bajó del 3,5% al 2,7% (gráfico superior izquierdo). Desde hace meses venimos alertando en esta página de que el primer trimestre del año en curso ha marcado un cambio cualitativo importante en la fase descendente del ciclo que se inició un año antes y que hasta ahora había sido bastante suave.
Como se ve en el gráfico superior derecho, la pérdida de pulso de la economía española está siendo más rápida que la de nuestros socios europeos. Ello se explica por diferentes causas. La primera, que la restricción crediticia nos afecta más a nosotros, ya que dependemos mucho más de la financiación ajena para mantener el ritmo del consumo y de la inversión. La segunda, en parte relacionada con la primera, es que el ajuste del sector de la vivienda también está siendo aquí más intenso desde el punto de vista de actividad y empleo. Por último, y sin ánimo de agotar la casuística, la economía española no se está beneficiando en la medida que lo están haciendo otros países europeos, fundamentalmente Alemania, de la fuerte demanda proveniente de los países emergentes. Es cierto que, según la contabilidad trimestral, las exportaciones son uno de los agregados de la demanda que más crece (un 5% interanual), pero a mí, con los datos de Aduanas en la mano y a la vista de cómo va la industria, no me salen las cuentas. La pérdida de competitividad acumulada desde el inicio de la UEM se acaba pagando y se notará cuando se inicie la recuperación -porque tarde o temprano se iniciará, sin duda-, pues fallará el que fuera tradicionalmente el motor más importante en dichas fases, la exportación. La razón es que antes se podía devaluar y ahora no. Por eso vengo insistiendo en que la prioridad de la política económica es mejorar la competitividad de la economía, antes que sostener el consumo. Lo que ha sobrado estos años es consumo, privado y público, que, al igual que la vivienda, necesita un ajuste a la baja que permita recomponer un nivel suficiente de ahorro.
Lo que ha sobrado estos años es consumo, privado y público, que necesita un ajuste a la baja
A pesar de la fuerte desaceleración del PIB, el déficit por cuenta corriente sigue aumentando
Se ha venido diciendo que era el sector de la construcción el único causante de nuestros problemas, pero a la vista del gráfico inferior izquierdo, la mayor caída hasta ahora se está produciendo en la industria manufacturera, donde el valor añadido bruto ya registra una tasa negativa, tanto en términos trimestrales como interanuales. Lo que no se explica en este contexto es que la contabilidad nacional dé un fuerte repunte del empleo en este sector, lo que se traduce en una brusca caída de la productividad y, todo ello, en un gran aumento de los costes laborales por unidad producida (23,6% en tasa trimestral anualizada). Sin duda esto es un error (los empresarios no están locos), causado por el cambio en la clasificación de actividades económicas que sesgó al alza los datos de empleo industrial de la EPA del primer trimestre (de hecho, los afiliados a la Seguridad Social en la industria llevan dos trimestres cayendo en términos desestacionalizados), cuya corrección es importante para saber cómo evolucionan todas estas variables, que son claves para hacer un buen diagnóstico de un sector tan importante.
Otro elemento destacable de la contabilidad trimestral es el que se recoge en el gráfico inferior derecho. A pesar de la fuerte desaceleración del PIB, el déficit por cuenta corriente frente al exterior sigue aumentando. Las causas fundamentales son la subida de los precios de la energía que importamos y el aumento de los pagos al exterior como rentas de inversión. Esto supone, en definitiva, una pérdida de renta real para los consumidores, empresas y sector público, y la respuesta de los mismos de momento es echar mano del ahorro (el que lo tenga, claro), en vez de ajustar su gasto. Como esto no puede continuar así, tarde o temprano habrá que ahorrar más, lo cual me lleva a pensar que el ajuste del consumo y de la inversión no ha hecho más que empezar. Quitémonos la venda de los ojos, encaremos la situación y empecemos a poner orden cada uno en su casa. Cuanto antes lo hagamos, antes y más reforzados saldremos de ésta. -
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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