Celeiro, la mayor reserva marina

Las aguas coruñesas dispondrán en breve y de forma oficial de una reserva marina, la segunda de Galicia, que abarcará 7,2 kilómetros cuadrados de superficie en Cedeira. Será una vez que el DOG publique el decreto correspondiente y, a partir de ahí, "tenemos que poner un sistema de vigilancia y crear un censo autorizado de barcos y las zonas de reserva integral", explica el director xeral de Recursos Mariños, Antonio García Elorriaga.

Más verdes están en Celeiro, aunque también encaminados. Con 62 kilómetros cuadrados de superficie dispondrán de la mayor reserva marina de la comunidad autónoma. Aquí, donde se trabaja en el estudio previo, se instalarán además 250 arrecifes artificiales de hormigón con celdas que simularán un criadero artificial. De tal forma que se potencie la recuperación de las especies.

En la Xunta aspiran a que cada uno de estos espacios cuente con un centro de recepción de visitantes, ya que la vocación turística es uno de los vértices de estas experiencias con las que además de proteger el medio ambiente se quiere poner en valor la cultura marinera. Por ello, también trabajan en la consecución de un sistema rápido para la obtención de permisos de pesca deportiva, de un día o una semana. Precisamente, en las épocas de mayor afluencia de visitantes, como puede ser el verano, las autoridades reforzarán la vigilancia para evitar cualquier tipo de alteración en el medio.

Un control que, hasta el momento y en el caso de Lira, la única reserva vigente hasta ahora, se ha limitado a advertencias verbales a los infractores, pero "en un par de meses", según Elorriaga, empezarán a imponer sanciones. Y es que después de un año en funcionamiento, desde la Consellería de Pesca entienden que han dado un margen más que prudencial para adaptarse a la nueva situación.

"Tenemos que ir poco a poco", apunta el director xeral de Recursos Mariños, pero cuando éstas tres ya estén funcionando "lo lógico sería tener una reserva marina por ría" (en España existen 22). En todo caso, puntualiza, "tiene que ser a petición de las cofradías". Se trata de proyectos "muy costosos", al incluir la adquisición de una o dos embarcaciones con sus respectivas tripulaciones (patrón y motorista) e inspectores de vigilancia.

Se trata, en suma, de iniciativas que parten del propio colectivo marinero que restringiendo el número de capturas y las zonas de pesca persigue la sostenibilidad de un sector en decadencia. Una experiencia que, en el caso de Lira, sufrió las críticas de pósitos limítrofes. No obstante, ahora, como dice el patrón mayor Juan Manuel Gómez, convencido de dejar el legado natural a las generaciones que vienen: "Nuestro sueño se hizo realidad".