Rauschenberg en estado puro

Robert Rauschenberg ha pasado indiscutiblemente a la historia del arte como el artista estadounidense más significativo de la segunda mitad del siglo XX siendo una de las principales mentes creativas y provocadoras de nuestra contemporaneidad.

Rauschenberg, padre del pop art junto a Jasper Jonhs, ha sido uno de los enfants terribles más prolíficos e innovadores del arte contemporáneo capaz de producir obras de arte sin trivializar la vivencia creativa pero rompiendo todas las barreras convencionales. Podemos aplicar al artista norteamericano estas palabras de Juan Goytisolo dirigidas a los verdaderos creadores cuando afirma que viven con una "energía contagiosa, subversiva, de quien se mantiene fiel a su conciencia crítica y, en virtud de ello, no se deja sobornar por el éxito ni cede a la vanagloria de una inmortalidad programada".

Tuve la oportunidad de conversar con Rauschenberg en distintas ocasiones y debido a la solvencia de su pensamiento difícilmente esos encuentros pasan página en mi memoria. En todo momento sentía que estaba conociendo a uno de los últimos artistas americanos que conservan en su equipaje las esencias de la vieja Europa con criterios estéticos tradicionales y del buen gusto.

Es de agradecer que pudiéramos sentir su presencia tan próxima a nuestro territorio en múltiples ocasiones, como cuando acudiese al IVAM, hace dos meses, acompañando a su discípulo Darryl Pottorf o recogiese el Premio Julio González concedido en el año 2005. Su generosidad le llevó en aquel entonces a donar al Instituto Valenciano la obra Naranja sanguina, de 1987.

Nos deja el genio, y con ello el arte queda huérfano, aunque con el recuerdo de estos gestos solidarios y humanos y, sobre todo, con la grandeza de una producción artística imperecedera que nos obliga a quedarnos con su presencia y experiencia eternamente. Mario Benedetti con su inconfundible voz poética en el poema Táctica y estrategia, en un ramillete de versos deja dicho: "Mi táctica es / quedarme en tu recuerdo / no sé cómo ni sé / con qué pretexto / pero quedarme en vos".

Consuelo Ciscar Casabán es directora del IVAM.