"La competencia por el talento va a ser global"
David Kennedy es desde hace unos meses vicerrector de relaciones internacionales de la estadounidense Universidad de Brown, en Providence (Rhode Island). Llegó al puesto para impulsar el proyecto de internacionalizar al máximo la institución tras una trayectoria que le ha llevado a Francia, Italia, Australia o Canadá. Pero tiene claro que las experiencias de intercambio de estudiantes "no pueden ser sólo para aprender costumbres y beber cervezas". "Los estudiantes de la próxima generación necesitarán ser, no ya gente que haya estado en todas partes, sino alguien que conozca algo en profundidad, su campo, su cultura".
Así ve este experto en derecho internacional una de las patas claves de esa internacionalización, la de los intercambios. Un proyecto que pasa también por el fomento del español -"Es extremadamente importante que nuestros estudiantes sean capaces de trabajar en una lengua extranjera y en EE UU no hay una segunda lengua tan importante"-, y por ser capaces de ofrecer algo diferente, único y propio para competir en todo el mundo. "La mitad de los doctorados que se dan en EE UU es a extranjeros. La competencia por el talento va a ser una competencia global. Y cada universidad tendrá que poner algo sobre la mesa".
La especialización
En el caso de Brown, habla de unos planes de estudio "muy abiertos, en los que el estudiante puede fijar su propia agenda", muy inusuales, dice, incluso de unas universidades norteamericanas muy flexibles. Pero lo fundamental en esa competición, asegura, será ofrecer a los alumnos los mejores medios. "Las diferencias entre universidades por sus recursos van a crecer mucho, por lo que especialmente en los campus científicos va a ser cada vez más difícil competir con las dos docenas de facultades líderes en el mundo. Si quieres investigar, necesitas un laboratorio que tenga los medios y los equipos para hacerlo".
Además, la especialización será clave, y es precisamente esto lo que echa de menos en la reforma europea de las universidades. "Creo que no se está atendiendo suficientemente a la necesidad de diferenciación; se habla de ello, pero no se ve. Creo que lo hace sobresalir a la universidad estadounidense es la diversidad", asegura.
Pero no todo será competencia, también la colaboración va a marcar la diferencia entre las universidades del siglo XXI, pero bajo una nueva perspectiva. "El futuro pasa menos por los acuerdos entre las universidades y mucho más entre facultades, departamentos. El futuro de la investigación creo que será la investigación colaborativa. El diálogo va a pasar a ser entre facultades, que se capitanearán unas a otras", asegura.
Y ahí estará otra de las diferencias principales. "En Brown, y en todas las universidades líderes, lo que se habrá que intentar es que cuando uno de nuestros estudiantes investigue esté en contacto con los mejores expertos en el campo en el que se mueva", concluye.
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