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Público alrededor del escenario

El experto en acústica Yasuhisa Toyota cree que el tranvía y el tren no afectarán al Auditorio de Vitoria

"El auditorio ya no es un lugar destinado a escuchar música, también es un espacio de intimidad, de relaciones personales". Yasuhisa Toyota, uno de los mejores expertos internacionales en acústica, responsable del diseño de la sala de conciertos del futuro Palacio de Congresos de Vitoria, quiere que las butacas arropen el escenario, "porque no sólo hemos de pensar en la acústica, también en el bienestar visual", añadió después de visitar el solar de la plaza de Euskaltzaindia y departir con el alcalde, Patxi Lazcoz y otros responsables del proyecto.

Toyota dice que las salas de conciertos son "espacios de intimidad"

Toyota, músico antes que especialista en diseño acústico, es autor de algunos de los mejores auditorios de mundo, como el Suntory Hall de Tokio o el Walt Disney Concert Hall de Los Ángeles, elogiados por la excelencia de su acústica. Llega a Vitoria avalado además por el prestigio de la empresa en la que trabaja, Nagata Acoustics, responsable de 300 salas en todo el mundo, muchas de ellas en Japón, el país más ruidoso del mundo, con grandes ciudades que cruzan cientos de trenes y metros.

Por eso, no le preocupa ni el soterramiento del ferrocarril ni el tranvía, que rodearán la plaza del barrio de Lakua donde se construirá la nueva infraestructura. "Fíjese, en uno de nuestros auditorios en Japón, el metro pasaba a 70 centímetros del edificio, y hemos conseguido que el ruido no llegue a la sala", apostilla. Salvado el asunto de la contaminación acústica exterior, el reto para Toyota se encuentra en la colaboración con los arquitectos para resolver los problemas del interior. "La forma de la sala y los materiales son imprescindibles con el fin de conseguir el mayor número de armónicos posibles y la ausencia de eco", apunta.

Esa colaboración fundamental tiene algo de subordinación. "En principio, nosotros hemos de adaptarnos a la propuesta arquitectónica", dice. Sin embargo cuando trabajó con el arquitecto Frank O. Gehry en el Walt Disney Concert Hall, la relación fue muy diferente. El autor del museo Guggenheim Bilbao y el edificio para Marqués de Riscal en Elciego, diseñó al final un auditorio de apariencia similar a las obras que ha realizado en Euskadi. Pero en los comienzos de lo que, en opinión de Toyota, fue una relación ideal, no había proyecto alguno. "Cuando llegué al despacho de Gehry me enseñó la maqueta: era un cubo. Al mostrarle mi extrañeza, me dijo que esperaba mis indicaciones", recuerda el experto en acústica.

Gehry le acosó a preguntas. Toyota le iba respondiendo y el arquitecto iba diseñando en función de las sugerencias del ingeniero japonés. "Lo cierto es que, en ningún momento, pudimos aducir la excusa clásica de que si la acústica no es la correcta, la culpa la tiene el arquitecto", explica Toyota. La sintonía entre ambos fue total y el resultado, muy satisfactorio. "Eso sí, si usted mira el edificio, se ve claramente que es una obra de Gehry, por mucho que yo haya participado", ironiza.

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En este sentido, el experto valora la excepcionalidad del edificio en el que vaya a trabajar. "Es muy importante que sea algo más que un espacio para ofrecer conciertos; ha de ser un referente, un icono", comenta. Su planteamiento choca en principio con la apuesta que maneja el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Vitoria, con el apoyo del PNV, de no primar el aspecto arquitectónico.

Toyota también habló ayer de su trabajo. "La acústica es algo misterioso, porque en un auditorio lo principal es la música, un arte que no se puede explicar de modo científico, que está marcado por la pasión y por las resonancias espirituales. La música es belleza y no se puede evaluar en un 80%, por eso suelo decir que nuestro trabajo tiene algo de magia", explica. Quizás por ello en su currículo destaca tanto la preparación técnica como la formación musical.

¿Es capaz Yasuhisa Toyoya de disfrutar de un concierto sin pensar en la acústica de la sala? El ingeniero, que toca también el oboe y el saxo, sonríe ante la pregunta inevitable. "Cuando voy a escuchar música a un auditorio intento olvidarme de la acústica, pero no resulta tan fácil".

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