Las ONG se rebelan contra el Gobierno por incluir créditos en la ayuda al desarrollo
La Generalitat pretende convertir en préstamos 14 millones para cooperación
La crisis económica y la correspondiente mengua de los ingresos de la Generalitat han provocado una rebelión colateral de las organizaciones no gubernamentales. El motivo es que una parte del presupuesto catalán de ayuda al desarrollo se ha convertido este año en créditos a devolver con sus respectivos intereses. Las ONG lo consideran altamente contraproducente a largo plazo.
El malestar de estas organizaciones es tal que, por ahora, han rechazado aceptar un solo euro que no sea una donación estricta.
La Agencia de Cooperación de Cataluña, dependiente del consejero de la vicepresidencia, Josep Lluís Carod Rovira, prevé invertir este año hasta 67 millones de euros en proyectos de cooperación internacional, de los que inicialmente 14 millones debían aportarse mediante créditos reembolsables, el 21% del presupuesto global. Esta partida de dinero a devolver, aunque perfectamente legal, es la primera vez que aparece en las cuentas de la cooperación catalana. Su entrada en escena ha provocado tal revuelo entre las ONG que la Agencia de Cooperación ya ha empezado a rebajarla. Ahora hablan de un máximo de seis millones.
Los créditos reembolsables es la fórmula que ha encontrado la Agencia de Cooperación y, sobre todo, el departamento de Economía, para que el empeoramiento de la situación económica no frustre el objetivo de que en 2010 la Generalitat destine el 0,7% de sus ingresos propios a ayuda al desarrollo. O lo que es lo mismo, 130 millones, el doble que en la actualidad.
El parón inmobiliario ha resultado nefasto para la Generalitat, que en 2007 ingresó 1.100 millones menos en concepto de los impuestos derivados de este sector. El recorte ha afectado de una u otra forma a la práctica totalidad de los departamentos, pero en el caso de la cooperación exterior ha obligado a aplicar medidas que muchos países están desestimando por la presión de las ONG, nada partidarias de utilizar la palabra "crédito" cuando se habla de cooperación.
El boicot a este sistema lo ha impulsado la Federación Catalana de ONG, y la mesa de organizaciones catalanas que agrupan a la práctica totalidad de entidades de cooperación de Cataluña. "No se puede vender como cooperación algo que en el fondo es un crédito", mantiene María García, de la Federación Catalana de ONG. En opinión de esta dirigente, conceder créditos al desarrollo significa "crear un problema para solucionar otro", y aboga por reducir las expectativas de crecimiento del presupuesto de cooperación antes que recurrir a estos métodos. Es por ello, que todas estas ONG ya han acordado que no piensan tocar ni un euro de la polémica partida de 14 millones, ahora reducida a seis.
El director general de Cooperación de la Generalitat, David Minoves, no es un entusiasta de los créditos reembolsables, pero las defiende como un mal menor. "Si el Parlamento aprueba por unanimidad la reforma de la ley que permite este tipo de operaciones nosotros lo vamos a acatar, pero por ahora esta fórmula es plenamente legal", explica. Además, Minoves reconoce que no se va a ejecutar el total de la partida prevista inicialmente. "Este dinero sólo se gastará si hay el visto bueno definitivo del Institut Català de Finances y hay ONG que lo solicitan", explica. De momento no hay ni una cosa ni la otra.
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