Francia propone entrar en Myanmar sin el permiso de la Junta Militar
Una diplomática de EE UU calcula que la cifra de muertos ronda los 100.000
Francia pidió ayer a Naciones Unidas que invoque la cláusula de responsabilidad de proteger para forzar la entrada en Myanmar de cientos de socorristas y expertos en situaciones de emergencia sin necesidad de autorización del régimen. Estados Unidos y Australia expresaron su frustración por los obstáculos que la Junta Militar pone a gentes que sólo pretenden ayudar a su pueblo tras el paso del ciclón Nargis, que el domingo barrió el sur del país y ha dejado sin hogar a más de un millón de birmanos.
El régimen sólo ha autorizado el acceso a un equipo de la ONU
La radiotelevisión estatal, única fuente oficial de información sobre la catástrofe, indicó que se ha confirmado la muerte de 22.980 personas y que hay otras 42.119 desaparecidas. Pero la cifra final será seguramente mayor. La ONU auguró que aumentará "significativamente". Y Shari Villarosa, de la embajada de Estados Unidos en Myanmar, auguró que ha habido "alrededor de 100.000 muertos".
Myanmar comienza a recibir ayuda exterior, pero a cuentagotas y muy seleccionada. Tras la llegada de los aviones cargados de ayuda de China, India, Indonesia y Tailandia, países que mantienen estrechas relaciones con el régimen militar, la Junta, que gobierna con puño de hierro la antigua Birmania, autorizó el aterrizaje de una nave de la ONU con 25 toneladas de asistencia. En ella viajará un equipo de emergencia, según indicó Elizabeth Byrs, portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de los Asuntos Humanitarios.
Hasta el momento, sólo ese grupo ha recibido luz verde para volar al país. Decenas de cooperantes internacionales aguardan en Bangkok un visado para poder cumplir su misión de apoyo a las víctimas del ciclón. Los cooperantes de distintas agencias de la ONU -como Unicef- y de otras ONG internacionales que ya estaban en Myanmar son casi los únicos extranjeros que trabajan sobre el terreno.
Myanmar es uno de los países más pobres y aislados del mundo. Recelosos de todo lo que llega de fuera por la influencia liberalizadora que pueda tener sobre su poder absoluto, los generales obstaculizan la entrada de nuevos cooperantes, pese a la evidencia de que no pueden hacer frente solos a semejante desastre. Sobre todo la zona del delta del Irrawaddy, la más afectada, permanece sin electricidad, ni comunicaciones.
La única decisión que tomaron sobre la entrada de socorristas extranjeros fue nombrar al viceministro de Exteriores, Maung Myint, encargado de las peticiones de visados. Diplomáticos destacados en Myanmar indicaron que es un "gesto positivo", que podría "desatascar" el problema. EE UU y Australia insistieron en que quieren ayudar a los damnificados birmanos.
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