Tres amenazas y algunas oportunidades
La dinámica económica que produjo un ciclo extraordinariamente expansivo en la producción de vivienda durante los últimos 10 años trae ahora un declive pronunciado. Hoy por hoy, la crisis no afecta significativamente a la obra pública y civil, a la rehabilitación o la vivienda social. La contracción de la demanda repercute en la vivienda libre: los visados de los últimos seis meses han disminuido el 61% respecto al mismo semestre de un año antes. Nunca una crisis fue tan anunciada y percibida por el sector inmobiliario como una amenaza. Aun así, persiste el silencio sobre el futuro inmediato.
La segunda amenaza deriva de la propia ética de un sector que da más valor al cemento que al conocimiento: baja productividad, falta de estímulo a la creatividad y la innovación, precaria legitimidad social que convive fatal con la especulación y peor con la creciente sensibilidad social hacia el medio ambiente y el paisaje. La I+D no progresa en el sector, lastrada por la visión industrialista que de ella se tiene y distorsionada por el precio del suelo. Faltan referencias internas de calidad.
Es una oportunidad para que el sector inmobiliario entre en la economía del conocimiento
La identidad profesional de la arquitectura está también en proceso de transformación. El perfil tradicional liberal se ha ajustado con la presencia de nuevas empresas y de trabajadores por cuenta ajena, mayoría ya entre los colegiados del área metropolitana de Barcelona. De una única escuela de arquitectura se ha pasado a siete. Se intensifican la formación especializada y la formación continua.
Pero si cualquier amenaza es a un tiempo una oportunidad, ¿por qué no aprovecharlas y fundamentar en ellas nuestra agenda actual y futura?
La primera oportunidad deriva del paquete excepcional de medidas recientemente adoptadas en Cataluña, comenzando por la Ley del Derecho a la Vivienda y el Pacto Nacional de Vivienda, pasando por las áreas residenciales estratégicas y el inminente decreto de habitabilidad en cuya elaboración el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) participa muy activamente. El marco normativo orienta al sector y aspira a estimularlo en pos de objetivos muy ambiciosos en vivienda social.
La segunda gran oportunidad es la rehabilitación. Es la hora de apostar por el reciclaje del parque construido. Movilizar las viviendas que no están en condiciones de salir al mercado está a nuestro alcance, debido a la crisis. Implica especializaciones diversas y un cambio de escala y de actitud de los agentes implicados, comporta procesos de trabajo diferentes. Los arquitectos estamos dispuestos.
La tercera oportunidad es la normalización del sector. El COAC impulsa, con la Generalitat y el Instituto de Tecnología de la Construcción de Cataluña (Itec,) el desarrollo de un paquete informático para la redacción y el control de los proyectos de arquitectura que contribuirá a una mayor calidad de éstos.
También es bueno el momento para mejorar procesos y acortar trámites, la cuarta oportunidad. Está muy avanzado un proyecto de colaboración del COAC con una serie de ayuntamientos catalanes para ofrecer un visado innovador y de calidad, de mayor valor añadido, basado en la cooperación y en la voluntariedad, que permitirá abreviar considerablemente los plazos de concesión de licencias.
La formación es siempre una oportunidad (y van cinco) en tiempos de crisis. Hay una necesidad perentoria de arquitectos especializados en gestión urbanística. El refuerzo de la base societaria y empresarial de nuestros despachos, la laboralización de colaboradores en los casos que corresponda, la búsqueda de nuevos mercados, son nuevas oportunidades del momento para los arquitectos.
Finalmente, propongo reanudar el debate de la autoexigencia y la autorregulación en el sector, del establecimiento de criterios que sean referencia de calidad y excelencia, para la investigación, la innovación y la creatividad, y sus incentivos correspondientes. Tendría sentido para todas las partes y agentes, y para la sociedad en su conjunto, una nueva orientación basada en el retorno a la comunidad de parte de los beneficios obtenidos. Retorno por la vía de la investigación y la innovación de materiales y productos, pero también de sistemas constructivos, de procesos, tipologías y paisajes. Es una gran oportunidad para que el sector inmobiliario entre de lleno en la economía del conocimiento, un paso necesario e ineludible.
Jordi Ludevid es arquitecto y decano del Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC).
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