Más allá de los edificios

"Los edificios son la tumba de la arquitectura". "Construir un mundo mejor puede ser el nuevo motor". Lo anunció ayer en Roma el arquitecto americano Aaron Betsky, el comisario de Out there: architecture beyond building. La próxima bienal de Venecia (14 de septiembre al 23 de noviembre) quiere ampliar los límites de este desacreditado campo. Si hace dos años, Ricky Burdet reivindicaba repensar las megalópolis desde el punto de vista de los habitantes, para la undécima edición de la bienal, Betsky quiere volver a soñar. "Arquitectura es lo que nos hace sentir en casa en el mundo", ha dicho con generosidad. Pero ¿cuántos lugares en el planeta provocan hoy esa sensación? Betsky, que ganó el León de Oro en 2002 con el pabellón holandés, se apunta a una vieja teoría que asegura que un dibujo es ya arquitectura. La discusión es antigua. Es cierto que, como las grandes aventuras, los inmuebles más osados se quedan en la imaginación. Con frecuencia el poder resulta demasiado cauto para lanzarse a cambios reales y opta por el maquillaje, más por entender mejor lo que ya se ha digerido que por voluntad de entorpecer una arquitectura con futuro. Al "que inventen otros" se aplica aquí el "que prueben otros". Tal vez por eso, los arquitectos más rompedores se suelen apuntar a la idea que considera arquitectura a los planos. Aunque, con frecuencia, esos mismos proyectistas pasan a defender la construcción como el verdadero reto de un profesional cuando logran, por fin, levantar un proyecto. Que la arquitectura sobre el papel fuera ya arquitectura equivaldría a que un médico pudiese lanzarse a curar a un paciente sano. Una operación limpia, pero no una cura. Es encomiable que Betsky quiera recuperar los sueños. Pero no deja de ser curioso que apunte a los escenarios del cine y el arte como el lugar concreto en el que buscar esa nueva arquitectura.