Los seguidores de Morales dan la espalda a las urnas en Santa Cruz
La violencia amenaza la consulta de la provincia boliviana
En la próspera Santa Cruz, con sus edificios de cristal y sus potentes vehículos todoterreno símbolo del despegue económico, hay una zona donde, a pesar de que no llueve desde hace cinco días, las calles siguen encharcadas. Es el Plan 3000, una barriada habitada sobre todo por inmigrantes del oeste del país llegados en los últimos 15 años y que recelan del proyecto autonomista que hoy se somete a votación. Están de acuerdo con las tesis del presidente Evo Morales, que culpa a la "oligarquía rica" de llevar a Bolivia al enfrentamiento.
"Son unos picarangos [embaucadores]. Como Evo no les deja robar, se han inventado lo de la autonomía. Aquí no se vota", dice el carpintero Luis Carlos Gonzales, sentado en la avenida de España y que dice representar el sentir del vecindario.
El Plan 3000 es el único lugar de Santa Cruz al que se desplaza de vez en cuando Morales. En el resto de la ciudad su presencia desata disturbios. Es un barrio de coyas, como se denominan los habitantes del altiplano donde la presencia indígena es mayor, en la capital de los cambas, donde el mestizaje y la población blanca están presentes en mayor proporción.
Morales estuvo aquí el lunes y martes repartiendo billetes (dólares y bolivianos) y alimentos entre los vecinos. Evo cumple, es el lema de su Gobierno, y los habitantes del barrio aseguran que así es. El presidente les ha instalado un dispensario médico gratuito. "Médicos cubanos", reza el cartel que hay en la puerta para que no queden dudas del origen de la ayuda.
Brecha racial
El referéndum es el último ensanchamiento en la gran brecha racial, política y social que se abre en Bolivia sin que nadie parezca capaz de frenarla. Mientras los autonomistas aseguran tener el respaldo de casi toda la provincia, desde La Paz se les acusa de emplear la amenaza de los grupos de choque encarnados en la llamada Juventud Cruceña, que ya ha protagonizado apaleamientos de opositores en los últimos meses. Hoy velarán 10.000 de sus miembros por la seguridad de la consulta.
Los partidarios de Morales han advertido de que están dispuestos a responder. De hecho, el viernes protagonizaron una multitudinaria marcha hasta el centro de Santa Cruz en medio de una gran tensión por el temor a que se produjeran escaramuzas y choques. Para hoy han amenazado con quemar las urnas que se instalen en la zona bajo su control.
"Tiene que haber diálogo. Si España no hubiera tenido los Pactos de La Moncloa, habría terminado en un enfrentamiento civil", dijo ayer a los periodistas extranjeros Rubén Costas, el primer gobernador electo en la historia de Santa Cruz, que llegó al cargo desde el Comité Cívico, el verdadero motor del proyecto autonomista y que para La Paz está controlado por los empresarios locales.
La Organización de Estados Americanos, que considera ilegal la consulta, ha pedido diálogo a las partes a partir de mañana. Pero en Plan 3000 lo tienen claro: allí nadie va a votar hoy.
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