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Zimbabue inicia otro recuento y abre la puerta a una 'gran coalición'

Mugabe mantiene ocultos los resultados 34 días después de los comicios

Hoy se cumplen 34 días de las elecciones de Zimbabue y el régimen de Robert Mugabe, de 84 años y en el poder desde 1980, todavía no ha divulgado un solo dato de los comicios, que según las estimaciones independientes ganó el opositor Morgan Tsvangirai. Pero la comisión electoral inició ayer el recuento supuestamente definitivo con representantes de todos los partidos, un proceso que puede durar "un día o dos semanas", según un dirigente del opositor Movimiento para un Cambio Democrático (MDC, en inglés). El Gobierno, que trata de ganar tiempo, ha abierto ya la puerta a una gran coalición que permita al partido-régimen preservar cotas de poder en un proceso dirigido por Mugabe.

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Pocos días después de los comicios, los sectores aperturistas del régimen empezaron a negociar una transición pactada que les permitiera preservar parte de sus privilegios y lograr una salida airosa para Mugabe, el héroe de la independencia que ha llevado al país a la bancarrota, con el 160.000% de inflación y el 80% de paro. Pese a la derrota electoral, el proceso lo controla directamente el régimen -oculta el resultado, ha detenido y luego liberado a 200 opositores, ha habido una veintena de muertes violentas-, que ha empezado a dejar claro que la salida a la crisis es la gran coalición supervisada por Mugabe.

El primero en insinuarlo fue The Herald, el periódico oficial, a través de un académico de acreditada fidelidad al régimen. Luego, el embajador de Zimbabue en Naciones Unidas. Y el último paso lo han dado altos cargos gubernamentales que, citados por Reuters, admiten justo antes de iniciar el recuento oficial que Tsvangirai ganó sin lograr el 50% necesario para evitar la segunda vuelta. Además, el Parlamento estará por vez primera controlado por la oposición, aunque los poderes de la Cámara son muy limitados en un régimen construido alrededor de Mugabe.

Los expertos coinciden en que en este escenario gana terreno la gran coalición porque todos quieren evitar la segunda vuelta. La oposición teme una ola de violencia y represión -Tsvangirai ha amagado con boicotearla-, pero tampoco le interesa al régimen, aislado, en situación de colapso económico y sin apenas posibilidades si las elecciones cuentan con observadores internacionales.

Kenia sería así el precedente a evitar -hubo 1.600 muertos tras los comicios manipulados de diciembre- y al mismo tiempo la posible solución. El presidente keniano, Mwai Kibaki, falsificó los resultados y pese a ello se ha mantenido en el cargo tras aceptar una gran coalición con el movimiento opositor que ganó las elecciones. Kibaki, a diferencia de Mugabe, es un aliado de los occidentales.

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Según la ley, la segunda vuelta en Zimbabue debería celebrarse tres semanas después de conocerse los resultados. Cuanto más tarden en divulgarse, más tiempo habrá para negociar. Pero también más posibilidades de que estalle el polvorín.

Una refugiada se instala al lado de la carretera con su familia a las afueras de Mvurwi.
Una refugiada se instala al lado de la carretera con su familia a las afueras de Mvurwi.REUTERS

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