Madrugada de tiroteos en las calles de Valladolid
Tres enfrentamientos acaban con un muerto y cuatro heridos
La madrugada del domingo fue negra en Valladolid: tres sucesos con armas de fuego -sin aparente conexión entre sí- dejaron el triste balance de un muerto y cuatro heridos. Los tres tiroteos se produjeron entre las cuatro y las seis de la mañana; la policía intenta aclarar ahora las circunstancias de los mismos y detener a los culpables, a uno de los cuales persiguió por varias calles sin lograr darle alcance.
Un hombre disparó contra su amigo porque éste intentó tranquilizarle
La madrugada del domingo fue negra en Valladolid: tres sucesos con armas de fuego -sin aparente conexión entre sí- dejaron el triste balance de un muerto y cuatro heridos. Los tres tiroteos se produjeron entre las cuatro y las seis de la mañana; la policía intenta aclarar ahora las circunstancias de los mismos y detener a los culpables, a uno de los cuales persiguió por varias calles sin lograr darle alcance.
El primer suceso, el más grave de los tres, se registró poco después de las cuatro de la madrugada: un individuo armado con una pistola Parabellum de 9 milímetros disparó hasta 14 veces contra los tres ocupantes de un turismo rojo que se encontraba parado en las inmediaciones de la calle Panaderos, a escasos metros de la céntrica Plaza de España. Uno de los ocupantes del coche, un joven marroquí de 21 años, resultó muerto, mientras que los otros dos, de nacionalidad española y edades similares, sufrieron heridas de diversa consideración. Dado que el vehículo era robado, la policía detuvo a uno de los heridos nada más ser dado de alta; el otro aún está hospitalizado.
Cecilio Vadillo, subdelegado del Gobierno en Valladolid, apuntó a un posible "ajuste de cuentas". Una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía persiguió al agresor por varias calles durante los primeros minutos sin conseguir detenerlo, aunque fuentes policiales confiaban ayer en que será arrestado "en las próximas horas".
Poco después se producía el segundo sobresalto de la noche. Los servicios de emergencia del 112 fueron reclamados para atender a C. A. G., de 21 años, que había sufrido un accidente de tráfico en la avenida de Salamanca, cerca de la Plaza Mayor. La sorpresa de los facultativos fue encontrar dentro del coche al joven lesionado que, además de los traumas propios del accidente, presentaba diversas heridas de perdigón en la cara y en la espalda. Aunque las circunstancias de este segundo suceso no están aclaradas, fuentes de la investigación creen que agredido y agresor eran amigos: el primero intentó disuadir al segundo de liarse a tiros contra los porteros de una discoteca donde antes les habían negado la entrada, y el joven armado, ofendido, acabó disparando contra su propio amigo. El subdelegado avanzó la hipótesis de que el agresor fuera un delincuente habitual apodado El Pirri, al que la policía relaciona con un grupo de atracadores integrantes de la llamada banda del mazo.
Y quedaba todavía un tercer susto en la noche vallisoletana. Un joven se presentó en el hospital Clínico Universitario solicitando asistencia: tenía una herida de bala en una pierna, que alguien le había disparado en un karaoke de La Cistérniga, a las afueras de Valladolid. El joven, que según la agencia Europa Press podría pertenecer a un grupo de delincuentes apodados Los Monchines, no quiso dar explicaciones sobre el suceso. Se limitó a declarar ante la policía: "De este asunto me encargo yo".
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