La próxima, en una década
C. P.
Todos los ciclos prósperos se parecen, pero cada crisis es complicada a su manera. La última bonanza se caracterizó por los excesos, como tantas veces, pero la crisis actual presenta particularidades. Se ha cebado en Occidente, en especial en EE UU, y apenas se deja sentir en los emergentes. Y se trata de un monstruo de varias cabezas entrelazadas (financiera, materias primas, vivienda y divisas). El deseado aterrizaje suave se ha convertido ya en ajuste brusco, pero no todos los expertos comulgan con las tesis apocalípticas. Olivier Blanchard, profesor del MIT, asegura que no cree que la situación "sea el fin del mundo, ni mucho menos". "Los tipos de interés y el dólar ayudarán a EE UU a salir del pozo. El crudo se estabilizará o bajará, y las inyecciones de liquidez deben devolver la salud a la banca. Un escenario de depresión es muy poco probable", asegura desde Boston. "Incluso la crisis de la vivienda está en camino de solucionarse, aunque más lentamente en países como España", aclara.
La aristocracia bancaria europea rehúye también los excesos de pesimismo. Norbert Walter, economista jefe de Deutsche Bank, asegura que el sector financiero "sufrirá, pero para bien". "La economía sólo volverá a la normalidad a partir de 2010. Pero el sistema saldrá fortalecido, y la crisis dejará algunos cambios: ganan peso los países asiáticos y los proveedores de materias primas, y lo pierden Japón y la UE".
Las turbulencias dejarán también algunas lecciones, pero los expertos confían poco en eso. "La memoria financiera es muy corta; de alguna manera en economía funciona el instinto de supervivencia. Tal vez no se cometerán los mismos errores, pero habrá otros", afirma Guillermo de la Dehesa. "Si la historia sirve como guía habrá otra crisis, con una nueva apariencia y otros focos de conflicto. ¿Cuándo? En breve, puede que en una década", cierra Blanchard. -
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