Brown se la juega en la batalla de Londres
Las municipales de la capital británica serán el termómetro de la política nacional
El jueves 1 de mayo, los londinenses acudirán a las urnas por tercera vez desde 2000 para elegir a su alcalde. Los comicios de Londres, que coinciden con la renovación parcial de los ayuntamientos de Gales y de las principales ciudades de Inglaterra, llegan en un momento de transición en la política británica. Son los primeros comicios en el Reino Unido desde que Tony Blair dejó el poder en junio de 2007 y llegan en mal momento para su sucesor, Gordon Brown, cada vez más desprestigiado y al frente de un Gobierno desorientado por la emergencia de los conservadores de David Cameron.
Con ese trasfondo, las elecciones de Londres se han convertido en un termómetro de la temperatura política nacional. Pero se da la paradoja de que los candidatos a alcalde de las dos grandes formaciones son todo lo contrario del típico político del partido. De personalidad fuerte y siempre a contracorriente, el alcalde saliente, el laborista, luego independiente y otra vez laborista Ken Livingstone, y el candidato a sucederle, el conservador Boris Johnson, entienden la política como mucho más que la mera disciplina partidaria.
Las encuestas parecen apuntar a un triunfo de Johnson, pero hay demasiada igualdad para dar eso por hecho. La última palabra la tendrán los votantes de los otros candidatos que ejerzan su derecho a designar a un segundo favorito en el momento de votar: serán ellos, los votantes liberales, los verdes y los que apoyen a candidatos de la extrema derecha o la extrema izquierda, quienes decidan con su segundo voto quién será el alcalde de Londres entre 2008 y 2012, Livingstone o Johnson.
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