10.000 jóvenes celebran la primavera
El concierto anual de 'Los 40 Principales' reúne a una quincena de artistas
Tocado con un inmenso sombrero mexicano Tony Aguilar, el locutor estrella de Los 40 Principales, despedía ayer en el escenario de La Cubierta de Leganés al grupo Belanova e introducía a la cantante Belinda. Era un guiño hacia el origen de los artistas. Belanova es un trío de México que, tras arrasar en su país, empieza a darse a conocer en España con la canción Baila mi corazón. A la jovencísima Belinda su acento mexicano delataba la mitad de su identidad, la otra es española.
En realidad, la gran fiesta había comenzado 20 minutos antes, a las siete de la tarde, con unos desgarrados Estopa, que tuvieron que salir corriendo tras cantar en directo Cuando amanece y Como Camarón, porque cuatro horas después actuarían en Logroño, que vive días de proyección universal.
Se celebraba ayer en La Cubierta la gran cita anual que desde hace tres años, en este mes, celebran Los 40 Principales con el nombre de Primavera Pop. Una quincena de artistas desfilaron por el escenario de esta singular plaza de toros, hasta casi las diez y media de la noche, con una participación muy efusiva y animosa de los 10.000 jóvenes que abarrotaban por completo el recinto.
El maratoniano multiconcierto tenía el ritmo de un programa de radio de la emisora organizadora, pero en vivo y en directo: sucesión frenética de artistas que, a excepción de Estopa, M-Clan y Melendi, sólo interpretaron una canción. Al público enfebrecido, le daba igual que algunos de ellos utilizaran el play back, como los jerezanos Míster Cometa, las madrileñas Merche y Conchita; Angy, la estrella de Factor X; el grupo de las transformadas hermanas Llanos, Dover, con su famosa canción Serenade, remezclada para discotecas, o la revelación rapera Hanna.
M-Clan ofreció sin embargo rock and roll sudoroso de verdad durante media hora, pese a los problemas que su cantante, Carlos Tarque, tenía con su respuesta de audio, pues no se oía bien a sí mismo, según gesticulaba con sus técnicos.
La proyección de imágenes muy coloristas, sobre las tres grandes pantallas del escenario, el lanzamiento de globos y los vaciles de Tony Aguilar con el público y las animaciones proyectadas, contribuyeron a animar una desinhibida fiesta que terminó con Melendi. Con su nueva imagen, sombrero, sin rastas en el pelo y un poco más corpulento, el artista asturiano desgranó una decena de canciones, coreadas a gritos por las 10.000 gargantas, principalmente femeninas, un poco afónicas a esas alturas, tras más de tres horas sin parar.
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