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Reportaje:

Cabalística en las Cortes

El Parlamento celebra el 25 de abril en los 25 años de su constitución

Miquel Alberola

Los diputados autonómicos soplaron ayer sobre las 25 llamas de la tarta parlamentaria en que se han convertido las Cortes Valencianas. Una conjunción de calendarios y efemérides, y un inequívoco ánimo cabalístico, situó sobre la vertical del Palau dels Borja el 25 de abril, día grande de la institución en el que se perdieron los fueros, y los 25 años de la primera reunión de las Cortes electas, tras la aprobación del Estatut.

Para solemnizarlo, su presidenta, Milagrosa Martínez, habilitó L'Andana del palacio para entregar las altas distinciones Francesc de Vinatea a los ponentes de la reforma estatutaria, Serafín Castellano y Rafael Maluenda, por el PP; Joaquim Puig y Antoni Such, por el PSPV, y Joan Ribó, por Esquerra Unida. De entre todos, sólo dos fueron los elegidos para la retórica, Such y Maluenda, lo que provocó la protesta ensordecida de Glòria Marcos, envuelta en una gabardina de color rojo metalizado espacial.

Los socialistas consideran urgente desarrollar la reforma estatutaria
Los populares acotan el 25 de abril como el día del orgullo valenciano

El primero fue pragmático y urgió a desarrollar el Estatut, ya que se había reformado para dar respuesta a las nuevas necesidades del pueblo valenciano. "Sería lamentable que sólo se quedara en el papel". Y precisamente, el ámbito de la solemnidad del pergamino fue el motivo central del discurso de Maluenda, quien tuvo palabras de agradecimiento hasta para el alcalde de su pueblo, Salvador Poveda.

La exaltación de Maluenda se cruzó con el llanto de un niño, aunque quizá no hubiera ninguna relación entre ambos acontecimientos. El diputado del PP, además impartió una lección de historia y habló del Duque de Berwick con la misma familiaridad que si hubiese hablado de José Cholbi. Por algo es el único que lleva 25 años de diputado.

La presidenta de las Cortes efectuó una retahíla de loas al convenio colectivo, y recordó a todos sus antecesores en el cargo, como Julio de España, que acudió con 40 kilos menos, aunque con un traje de antes de perderlos. En las últimas filas, como una acumulación de chatarra parlamentaria, atendían Héctor Villalba, Marcela Miró, Fermín Artagoitia, Miquel Ramón Quiles y Martín Quirós.

Una versión extendida del Himno Regional cerró el acto. El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, que el anterior 25 de abril no acudió a las Cortes porque tenía un partido de tenis, se resistió a abandonar la sala de L'Andana, reteniendo a una órbita de satélites hasta que bajó por la escalera bonita y dio un canutazo para la prensa.

El patio de las Cortes estaba consagrado al refrigerio. Había empresarios desacelerados, y abundantes corros precongresuales socialistas en plena celebración del 30 aniversario del PSPV, siglas éstas que no suelen utilizar en las elecciones y cuya parte final se cargaron en el propio Estatut. Pero el 25 de abril ya no es un día para la revisión, sino, como promulgó Maluenda, "el día del orgullo de ser y sentirse valenciano". La guinda a la tarta la ponía a la salida un indigente gritando sin parar: "¡Viva la Guardia Civil!".

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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