Taiwan y la OMS

Después de años de intenso y duro trabajo, un país como Taiwan puede hoy sentirse orgulloso del desarrollo y nivel alcanzados en lo que respecta a su sistema sanitario. Se trata del primer país en Asia que posee un completo seguro sanitario nacional, ha erradicado numerosas enfermedades contagiosas, como la malaria, la viruela y la polio, y ha mejorado enormemente su capacidad sanitaria aplicando y desarrollando los últimos avances y conocimientos médicos. Sin embargo, lamentablemente, a Taiwan se le niega el derecho a ingresar en la Orga-nización Mundial de la Salud (OMS). El próximo 19 de mayo comienza en Ginebra una nueva reunión anual de la Asamblea Mundial de la Salud, el máximo órgano de toma de decisiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la que año tras año se impide la participación de Taiwan, ignorando y faltando al respeto al derecho básico a la salud del que debería gozar sus 23 millones de habitantes.

Hoy en día, la globalización pone más de relieve que nunca el concepto universalmente aceptado de que "las enfermedades no conocen fronteras" y que, por tanto, no deberían existir grietas ni puntos débiles en la red internacional de prevención de enfermedades. Para hacerlo posible, la OMS y los miembros de la comunidad internacional deberían acogerse al principio de "salud para todos" enfrentándose a las interferencias políticas, y permitir que Taiwan participe como miembro activo en esta ardua tarea.

Taiwan ha sufrido en sus propias carnes que una vez que aparece un vacío en el sistema de seguridad sanitario, las enfermedades pueden extenderse con mucha rapidez y afectar seriamente a la economía y al comercio internacionales, como ya sucedió con la epidemia del SARS en 2003. La gripe aviar constituye también otro grave ejemplo de amenaza y una evidencia de que no hay espacio para brechas o falta de transparencia en el sistema de información sobre enfermedades. Taiwan ha expuesto muy claramente a la comunidad internacional su determinación por participar en la red sanitaria internacional, así como la sinceridad de sus motivos. Ahora, lo que hace falta es que le dejen.