El PNV descalifica el tripartito vasco para que Ibarretxe rebaje sus desafíos

El PNV se ha servido del diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, para enviar al lehendakari Juan José Ibarretxe un nítido mensaje de hondo calado político que comparte la mayoría de los miembros de la dirección, pero que difícilmente harán público porque colocaría al partido en un escenario de crisis. Bilbao afirmó que el tripartido que sustenta al Gobierno Vasco "está agotado" y que "no se puede convocar una consulta mientras ETA actúe". El presidente del PNV, Iñigo Urkullu, en una muestra del catálogo político habitual de su partido, no quiso ir tan lejos y ayer, en Madrid se situó en un contexto menos institucional y más político, hostigando a sus todavía socios: "Han dado muestras de muchas deslealtades", advirtió.

Los partidos del tripartito se hostigan, sobre todo tras el 9-M

Urkullu, sobre sus socios: "Han dado muestra de muchas deslealtades"

Sin embargo, la irrupción de Bilbao, con un discurso distribuido convenientemente a los medios varias horas antes, no es casual. Este nacionalista, líder del grupo de jobuvis (jóvenes dirigentes vizcaínos) donde compartía ilusiones con Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar, es hoy una voz imposible de callar cuando quiere hablar, avalado por el peso económico de la Diputación que preside con holgada mayoría.

Bilbao conoce el regusto que los resultados del 9-M, con una histórica victoria del PSE-EE en el histórico feudo peneuvista de Vizcaya, ha dejado en un amplio sector de su militancia. Y sobre todo en esa pequeña y media empresa de numerosos industriales comprensivos con el nacionalismo y que son muy críticos con la cuestionada eficacia del tripartito y, mucho más, con la consulta popular como única salida a la armonización política en el País Vasco. Por eso, el diputado general instó a Ibarretxe a que sin mayoría absoluta mire hacia el otro lado "porque hacen falta acuerdos entre las corrientes socialistas y nacionalistas".

Por su peso específico dentro del núcleo duro de la dirección del PNV, la descalificación de Bilbao hacia la médula espinal del discurso reiterado de Ibarretxe no debería interpretarse como un verso suelto; más bien, todo lo contrario. Sin desgastarse en el empeño, el sector mayoritario del PNV le ha mandado un recado de luces largas al lehendakari y a su entorno de Ajuria-Enea.

Un cualificado dirigente peneuvista admitió ayer que "Bilbao estuvo valiente, valiente". En esencia, le ha querido invitar a que palpe la realidad, que escuche la advertencia ciudadana: de un lado, los partidos que sustenta el tripartito han sido vapuleados en las urnas e incluso tienen dificultades para soportarse entre sí; a su vez, la apuesta maniquea de la consulta asociada al PNV como único discurso es sinónimo de sangría electoral.

En esencia, con su indisimulada carga de profundidad, Bilbao quiere que Ibarretxe se detenga en su camino que le puede arrastrar al PNV a un futuro incierto, aunque siempre le respetará. Y que lo haga justo ahora, a dos meses del Pleno del Parlamento vasco en el que Ibarretxe debe plantear qué hace en base a cómo está el marco político vasco. Bilbao, al igual que Urkullu y Ortuzar, asume que si Ibarretxe sigue imperturbable con sus desafíos, Zapatero no les llamará nunca para mayor satisfacción de los socialistas vascos.

El diputado general de Vizcaya sabe que la consulta ahora es impopular. A su juicio, "debe servir para unir y no para separar y hoy por hoy no se sabe cuál es su objeto". De ahí que en su encendido discurso recuperara el espíritu Imaz para descalificar esta salida y así recordar que nunca podría llevarse a cabo en un escenario de violencia, como el actual. Una condición, ésta, que marcó en su día el divorcio político entre el anterior presidente del EBB y el lehendakari. Sin embargo, desde hace meses, Ibarretxe ha dado la vuelta al argumento y proclama que "ETA no puede marcar la vida política". Pero a Bilbao (al PNV) no le convence.