Los políticos eligen el ensayo
Arranca la Fira del Llibre, donde las autoridades revelan sus gustos lectores
La novela histórica y el ensayo son el menú habitual de lectura de los políticos valencianos. Eso es lo que se desprende de las manifestaciones de las autoridades que acudieron ayer a la inauguración de la 39ª edición de la Fira del Llibre de València, que se encuentra instalada en los Jardines de Viveros hasta el próximo 4 de mayo.
El acto protocolario siguió al pie de la letra el guión establecido, con el paseo de las autoridades por una parte de las 81 casetas que ha montado la Fira en el Paseo Antonio Machado y los discursos de rigor. En ese paseo, con la alcaldesa, Rita Barberá, como maestra de ceremonias, una librera le recordó a la alcaldesa su compromiso de hacer a Pumby, el personaje de tebeo creado por Sanchis en la década de los cincuenta, hijo predilecto de la ciudad, y otra le regaló el libro Rita tenista, de Mikel Valverde, que la primera autoridad municipal lucía con orgullo. Pero el protocolo tuvo su punto de curiosidad en la pregunta del millón, la que se repite año tras año y cuya respuesta tienen bien preparada los políticos: ¿Qué está leyendo?
Y, ante esa cuestión, la mayoría tiró por lo fácil. Por reivindicar el ensayo por delante de la ficción, al revés que los gustos generales de la población, porque, como decía la concejal de Cultura del Ayuntamiento, María José Alcón, de la ficción se cansa "a veces, pero del ensayo, nunca". Alcón, por ejemplo, citó la obra Palacios y casas nobles de la provincia de Valencia, de Pérez de los Cobos, como su lectura de cabecera. No fue la única. Rita Barberá confesó que lee actualmente La nueva revolución americana, de José María Marco, un "denso ensayo sobre cómo creció la ideología de centro-derecha en Estados Unidos", con el propósito de "aplicarlo a Valencia". Algo práctico, al fin y al cabo, como las aficiones lectoras de Juan Soto, edil socialista en el Ayuntamiento: acaba de terminar Cosmocracia. Política global para el siglo XXI, de Martín Ortega, y va a empezar un libro sobre "el budismo". O Francisco Tomàs, rector de la Universitat de València, que, muy en su papel de estudioso, habló de una obra publicada por el centro que dirige "sobre historia de la época de los romanos". Todos, por razones más o menos diversas, eligen el ensayo frente a la ficción como referencia lectora.
La novela histórica, mucho más cercana a las costumbres lectoras de los españoles, fue la segunda opción en las aficiones de los políticos. Enric Morera, diputado en las Cortes Valencianas por Compromís, lee una novela "sobre Alejandro Magno", aunque recomienda "la obra de Antoni Furió sobre Jaume I" publicada por Bromera hace unos meses. Silvia Caballer, directora general del libro de la Generalitat, se arrima más a quienes compran éxitos de ventas al confesar que le "encantan" las obras de Matilde Asensi por ser "novela histórica hecha por una valenciana". Y Carmen Alborch, la más ecléctica de todos, revela que suele leer "varios libros a la vez, según la ocasión" para desarrollar la lista de las obras en las que está inmersa: El niño con el pijama de rayas, de John Boyne, La ciudad conquistada, de Jordi Borja, y El crematorio, de Rafael Chirbes.
Todos ellos formaron la comitiva de autoridades que recorrió las instalaciones de la Fira, que espera superar este año los 400.000 visitantes en los 11 días de celebración, en el día de su arranque. Una comitiva en la que no estaba la consejera de cultura, Trinidad Miró, que se encontraba en las fiestas de Alcoy y delegó en el subsecretario del departamento, Carlos Precioso.
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