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Multitudinario Sant Jordi

El Gobierno presume de unidad

Los consejeros brindan en público en la recepción de Sant Jordi mientras los partidos del Ejecutivo no cesan en sus críticas por las medidas antisequía

Miquel Noguer

Sólo los resecos surtidores del palacio de Pedralbes atestiguaron ayer, en la recepción de Sant Jordi que dio el presidente de la Generalitat, que la sequía sigue siendo el principal problema del Gobierno catalán. Por lo demás, los miembros del Ejecutivo, que no sus partidos, intentaron mostrarse unidos después de semanas de reproches mutuos, peticiones de dimisión del consejero de Medio Ambiente y el anuncio de que Esquerra Republicana (ERC) apoya una manifestación contra el minitrasvase del Ebro que tiene todos los visos de volverse en contra del Gobierno. Ayer todo fue comunión, y no sólo en la misa que, como cada año, ofició el arzobispo de Barcelona en el Palau de la Generalitat, a la que asistieron el presidente y tres de sus consejeros, todos del Partit dels Socialistes (PSC).

5.000 invitados asisten a la recepción de Sant Jordi del presidente Montilla
ERC, blanco de las críticas por apoyar la manifestación de los antitrasvase

José Montilla, Josep Lluís Carod Rovira y Joan Saura insistieron en brindar con cava frente a los fotógrafos. Todo para ahuyentar el fantasma del Gobierno roto en mil pedazos ante las medidas contra la sequía y, sobre todo, ante las complicadas negociaciones que se avecinan para pactar la nueva financiación.

El presidente lleva días exigiendo más cohesión a su Gobierno, una llamada que, si bien es acatada por sus consejeros, no es más que un lejano eco para los partidos que apoyan al Ejecutivo. En ellos reina la división. ERC e Iniciativa per Catalunya (ICV) insisten en gesticular para proyectar a sus bases un mensaje de incomodidad por la solución de abastecer a Barcelona con agua del Ebro. Esta imagen se repitió ayer a muy pocos metros del brindis de Montilla y sus consejeros.

ERC, asumiendo el minitrasvase del Ebro pese a manifestarse junto a los antitrasvase en el territorio, prefiere ahora centrarse en la financiación de esta obra. Y su portavoz en el Congreso, Joan Ridao, no dudó en criticar a un consejero socialista del Ejecutivo para hacer calar su mensaje. Ridao censuró al titular de Agricultura, Joaquim Llena, por "aceptar" que las obras para conducir agua hasta Barcelona sean descontadas de las inversiones previstas en el Estatuto. "El consejero no se ha leído bien el texto", aventuró Ridao.

Pero el grueso de las críticas cayó sobre ERC, por su actitud de permanecer en el Gobierno mientras en la calle se manifiesta contra las decisiones del Ejecutivo. Ocurrió con la interconexión eléctrica con Francia y, si nadie lo remedia, volverá a ocurrir el 18 de mayo en Amposta, donde se situará tras la pancarta de los antitrasvase. "Si ERC considera que el fin de semana debe participar en una manifestación y el lunes debe estar en el despacho gobernando, lo respeto pero no lo comparto", sentenció el ministro de Trabajo y voz autorizada del PSC, Celestino Corbacho. El consejero de Interior, Joan Saura, de IC, también lamentó el apoyo de ERC a la "inoportuna" manifestación, algo que también censuró Convergència i Unió (CiU). "No se puede estar en el Gobierno y al mismo tiempo hacer más de oposición que la oposición porque, por ejemplo, CiU no acudirá a esta manifestación", dijo Artur Mas.

CiU y el PSC coincidieron, pues, en el diagnóstico sobre la postura de ERC ante el trasvase. Sea por esta razón, sea por la mayor fluidez en las relaciones entre el presidente de la Generalitat y el jefe de la oposición, los fotógrafos sí pudieron este año captar la imagen de Montilla y Mas saludándose correctamente. El año pasado la fotografía brilló por su ausencia.

El rito de la recepción de Sant Jordi, con más de 5.000 invitados, no logró tapar la realidad de los partidos catalanes, que viven en una situación precongresual muy intensa. Todos los dirigentes de los partidos se vigilaban de reojo. El que se movía con gran profusión de abrazos, apretones de manos y comentarios jocosos era el secretario general de ERC y aspirante a presidente, Joan Puigcercós. No paró ni un momento, y bien lejos de su rival -que, aunque no se presente, hace de contrapeso-, Josep Lluís Carod Rovira, más cercano al círculo del presidente Montilla.

Mención aparte merece el Partido Popular (PP), formación con la que los fotógrafos juegan al ratón y el gato. La instantánea buscada era cualquiera que encuadrara al actual presidente popular, Daniel Sirera, con su adversario Alberto Fernández Díaz. Sirera casi logra abrazar ante las cámaras a Jorge Fernández Díaz, vicepresidente del Congreso, pero el hermano del líder municipal del PP apretó el paso para no dar munición a nadie.

En CiU reinó la corrección. Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida departieron amigablemente varios minutos. Otro cantar es lo que pasa en Convergència Democràtica (CDC). La preocupación de Mas ayer no era Duran. Quien aprovechó el escenario para dar un recital de relaciones públicas fue el alcalde de Sant Cugat, Lluís Recoder, valor en alza de los convergentes que ha provocado cierto nerviosismo en la formación nacionalista. Recoder se empleó a fondo en dejarse ver.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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