Y encima contamina...
El transporte de la antorcha olímpica supone una emisión de 5.500 toneladas de dióxido de carbono
La antorcha olímpica es más controvertida que nunca. Allí por donde pasa últimamente -Londres, París, San Francisco y Buenos Aires- decenas de manifestantes intentan apagarla en protesta por la política de represión de las autoridades chinas hacia el Tíbet y la falta de derechos humanos. Pero por si fuera poco, el viaje de la antorcha por el mundo tiene otro motivo de polémica: el medioambiental. El recorrido de la antorcha, desde que se encendió el pasado 24 de marzo en el templo de Hera en Olimpia, en Grecia, hasta que llegue al estadio Nacional de Pekín, el próximo 8 de agosto, supondrá una emisión a la atmósfera de 5.500 toneladas de dióxido de carbono.
La responsable no es la antorcha en sí, que utiliza propano como combustible, al igual que los mecheros, y emitirá poco menos de 100 kilos de CO2. Las emisiones provienen de la combustión que genera el avión -un Airbus 330 de Air China- especialmente acondicionado para transportarla en los 137.000 kilómetros que recorrerá para visitar las 136 ciudades de 20 países en los cinco continentes.
Ése al menos el cálculo que ha hecho la revista Wired en su último número. Según esa información el Airbus 330 emplea 12,7 litros de combustible por kilómetro, lo que significa un gasto total de 1,75 millones de litros de combustible. Como quiera que por cada litro que se quema van 3,1 kilogramos de CO2 a la atmósfera, las emisiones ascienden a 5.500 toneladas. El cálculo se ha realizado con los datos del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y con la herramienta de la página medioambiental (www.Earthlab.com/carbon.calculator.html).
Las protestas que tuvieron lugar en París, en las que un grupo de manifestantes logró apagar la antorcha, rompieron una tradición, ya que la llama olímpica que transporta debe permanecer encendida durante todo el recorrido, de 130 días, hasta la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos Beijing 2008. Sólo en los Juegos de Montreal de 1976 y en los de Atenas 2004 se apagó accidentalmente.
La antorcha se apaga durante los vuelos y por la noche, cuando duerme en los hoteles, pero la llama se traslada a una linterna especial, muy similar a la que llevan los mineros. Esta diseñada para permanecer encendida con vientos de hasta 65 kilómetros por hora, lluvia e incluso nieve.
El comité organizador de Londres 2012 quiere que sus juegos sean los más limpios de la historia, y ya ha encargado a la empresa francesa EDF que busque un combustible alternativo al propano que contamine menos.
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