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Columna
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Motivos de un sentimiento

Hacer del gobierno un puzle le añade a la cosa sus complicaciones. Que tenga paridad entre sexos, equilibrios internos del PSOE y representación de todas las provincias hace más complicado un gobierno que si se eligiera a quienes el presidente considera los mejores para el puesto sin más añadidos. Pero esa manera equilibrada de hacer las cosas le ha reportado a Chaves apoyo de los ciudadanos por lo que es difícil cambiar mientras le vaya bien una vez tras otra, seis consecutivas. Es cierto que Chaves no tiene la audacia de Zapatero a la hora de configurar un gobierno, pero tampoco la tiene a la hora de gestionar lo público. Zapatero es dado a jugar en el filo de la navaja y Chaves huye del conflicto y de la polémica como de la peste. Los cuatro años de Zapatero han sido trepidantes. En este sentido Chaves es prudente y previsible, lo mismo que Zapatero lo es osado. Son dos maneras de hacer las cosas y no parece que vayan a cambiar, aunque es posible que a cada uno le venga bien una pequeña dosis del otro.

Zapatero ha hecho un gobierno con mayoría de mujeres y con dos ministerios nuevos, el de Innovación y el de Igualdad. Eso ya lo hizo Chaves hace cuatro años así que como él dice, no es un gobernante gris. Ha hecho antes lo que ahora ha llamado la atención en todo el mundo del Gobierno de España. Cuando se toma como uno de los criterios el reparto territorial, es fácil recurrir a él para ver quién gana y quién pierde. En ese sentido ha ganado Sevilla y ha perdido Cádiz. Hay menos consejeros de la provincia de Cádiz de los que había en el último Consejo de Gobierno: de tres a uno. Y hay más de Sevilla: de dos a tres. Por lo tanto, la agrupación socialista de Sevilla ha mejorado su situación en el Gobierno acorde a lo expresado por sus dirigentes, aunque quizás no sean los consejeros que hubiera elegido el propio secretario provincial. En Cádiz ha quedado la amargura porque no continúa Luis García Garrido en alguna de las dos consejerías en las que se ha desdoblado Obras Públicas. Y el éxito de Jaén es más el aprecio personal del presidente hacia las personas de los cuatro consejeros de esa provincia que una cuota exacta, o al menos eso parece. Es probable que Chaves, en su rompecabezas político, haya tenido en cuenta el éxito de Cádiz en el Consejo de Ministros a la hora de componer el suyo propio. Nunca se sabe porque estas cosas no se explican o se hacen sobre el sencillo paradigma de que son los que el presidente ha creído mejores para cada puesto en este momento, lo que es inobjetable en términos legales y personales, por mucho que haya otras opiniones que no son las de quien tiene que adoptar la decisión. La renovación del Consejo de Gobierno obedece pues a los equilibrios señalados de sexo, territorios y sensibilidades internas del PSOE. En cualquier caso parece que la ascensión de Gaspar Zarrías y de José Antonio Griñán es el dato más significativo. Porque no es sólo la consideración protocolaria de quienes pasan a ser vicepresidentes, sino el aumento de su perfil político y de su significación en el Gobierno andaluz con una mayor relevancia en sus responsabilidades respectivas. Dos personas de la generación política del presidente y de su máxima confianza, que han demostrado eficacia y lealtad para consolidar una manera de gestionar que ha contado con el apoyo reiterado del pueblo andaluz. Y dos seguidores furibundos del Atlético de Madrid, asunto que no se ha destacado en ningún sitio. Estos dos veteranos políticos y atléticos de toda la vida reúnen esa capacidad que los aficionados del Atleti han demostrado a lo largo de su existencia: lealtad a los colores más allá de los buenos o malos momentos y una capacidad de resistencia a prueba de bombas. Un espíritu forjado en la lucha, una manera de aguantar, una manera de sentir, una manera de soñar, una manera de vivir. En resumen, los motivos de un sentimiento que no se puede explicar, en la política, en el fútbol o en la vida, como canta Joaquín Sabina (de Jaén, por cierto).

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