"¿Cómo sabremos historia si los libros son tan aburridos?"

Tiene 86 años y toda la energía que le permite seguir escribiendo libros de historia, libros de gran éxito. Hoy, Manuel Fernández Álvarez sorbe una taza de té rojo, una de sus bebidas preferidas después de haber sufrido un infarto no hace mucho y de que los médicos limitaran severamente su dieta. "Uno de los pocos caprichos gastronómicos que me puedo permitir es una tostada con miel por las mañanas. Pero, desde el infarto, ni sal ni grasas ni dulces", declara el veterano historiador madrileño, criado en Asturias y residente desde hace años en Salamanca. "La fabada es ya pecado para mí", observa, con el gesto resignado, este buen comedor que disfruta con la cocina recia y casera.

Con 86 años, el autor de 'best sellers' de historia no soporta estar en paro

Don Manuel, como le llama todo el mundo en atención a sus años y a su magisterio, transmite optimismo en la habitación del céntrico hotel madrileño donde suele alojarse cuando acude a la capital a promocionar un libro. Pocos meses después de publicar El duque de hierro, una biografía del tercer duque de Alba, el historiador trae ahora debajo del brazo Pequeña historia de España (Espasa), un volumen con ilustraciones del dibujante Julius, pensado para lectores adolescentes. Don Manuel es un gran vitalista que habla como escribe en un lenguaje ameno y culto, salpicado de anécdotas que logra elevar a categorías. Este catedrático emérito necesita trabajar para sentirse vivo. "No puedo estar en el paro", dice.

Disfruta tanto en los archivos como en los recorridos por los lugares que frecuentaron sus biografiados. "Me gusta retratar el ambiente, y por eso siempre he visitado los castillos o las posadas donde vivieron, durmieron y comieron mis personajes. He contemplado los paisajes que vieron, y he notado el frío o el calor que padecieron. Así, podemos situarnos en su piel y en su época. Resulta curioso leer al ministro ilustrado Jovellanos cuando, a finales del XVIII, escribe que la velocidad de las carrozas impide apreciar el paisaje".

Fernández Álvarez ha demostrado con su trayectoria que la constancia, el talento y un poco de suerte terminan por conducir al éxito.

Confiesa que los reconocimientos le han llegado tarde, pero está encantado de ser uno de los autores más vendidos en España y el historiador más popular por las biografías que ha publicado de figuras como Felipe II, Juana la Loca o Cervantes. Catedrático de Historia Moderna a los 43 años, premio nacional de Historia a los 60 y ensayista hoy de best sellers que venden decenas de miles de ejemplares, un sobrio y nada endiosado Fernández Álvarez declara que es un apasionado de la literatura. "Yo quise ser novelista y fui un lector voraz. El novelista que aspiré a ser derivó en un historiador con gusto por narrar bien y por contar los hechos de modo ameno. Los historiadores tenemos un deber frente a los colegas, pero asumimos una responsabilidad frente a la sociedad que tiene derecho a conocer su historia".

Al fin y al cabo, "¿cómo vamos a conocer nuestra historia si los libros resultan aburridos y sólo despiertan el interés de los especialistas?", se pregunta, y subraya así su voluntad didáctica. Cuando se despide, don Manuel se queja del ajetreo excesivo de Madrid. "En cuanto pueda, regreso a Salamanca. Allí estoy tranquilo y puedo trabajar a gusto".