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Los problemas de la sequía

Barcelona consume un 30% menos de agua que Valencia por el precio

La capital catalana paga 1,27 euros por metro cúbico y la valenciana solo 0,60

Miquel Alberola

Barcelona consume un 30% de agua menos que Valencia, según manifestó ayer Enrique Cabrera, catedrático de Mecánica de Fluidos de la Universidad Politécnica de Valencia. Cabrera, que es uno de los autores del estudio El agua: una cuestión de Estado, patrocinado por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), aseguró ayer durante la presentación de este informe que Cataluña hace un uso más eficiente del agua que la Comunidad Valenciana.

El estudio para AVE urge a alcanzar un acuerdo político de largo alcance

Barcelona consume un 30% de agua menos que Valencia, según manifestó ayer Enrique Cabrera, catedrático de Mecánica de Fluidos de la Universidad Politécnica de Valencia. Cabrera, que es uno de los autores del estudio El agua: una cuestión de Estado, patrocinado por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), aseguró ayer durante la presentación de este informe que Cataluña hace un uso más eficiente del agua que la Comunidad Valenciana.

De acuerdo con sus datos, Barcelona consume unos 110 litros por persona diarios, mientras que Valencia ronda los 170. La Organización Mundial de la Salud considera óptimo un consumo diario de 80 litros. El catedrático atribuyó ese desfase al precio del agua y a las medidas de ahorro adoptadas por la capital catalana. Es decir, a mayor precio, menor consumo. Mientras en Valencia el precio por metro cúbico de agua se sitúa en torno a los 0,60 euros, Barcelona paga una tarifa de 1,273, siendo ese el precio más caro de toda Cataluña.

Asimismo, según constata el estudio realizado para AVE, el precio del agua en Alicante es más caro que en Valencia y Castellón, evidenciando una clara correspondencia entre escasez y coste del agua. Mientras Alicante paga un total mensual de 23,43 euros de media, Valencia paga 7,74 y Castellón, 6,44.

La principal conclusión del estudio, en el que además de Cabrera han participado el director de la Fundación Instituto Euromediterráneo del Agua, Francisco Cabezas, y el catedrático de Hidrogeología, Ignacio Morell es que para solucionar el problema de la falta de agua en la Comunidad Valenciana "no hay soluciones mágicas exclusivas y caben todas las medidas".

El informe propone la necesidad de alcanzar un acuerdo político a largo plazo sobre el agua por la vía del rigor y la objetividad que vaya más allá de las coyunturas. También subraya la necesidad de una definición estratégica previa, puesto que la respuesta a las grandes alternativas (trasvases, desaladoras,...) requiere un pronunciamiento claro sobre el modelo territorial que se persigue. Cabezas, Cabrera y Morell apuntan como paso básico en este proceso que se mejore la información sobre el agua, ya que muchas veces los conflictos surgidos al respecto han sido "malentendidos magnificados", y, además, que se introduzcan incentivos económicos para favorecer el buen uso e impulsar programas de ahorro y modernización.

Situaciones distintas en Alicante y Cataluña

Las situaciones que atraviesan Barcelona y la provincia de Alicante, teniendo un tronco común que es la falta de agua, son distintas, según acotó ayer el director del Instituto Mediterráneo del Agua de Murcia, Francisco Cabezas. Para Cabezas, que calificó de "imperiosa" la necesidad de agua en algunos puntos de la provincia de Alicante, Barcelona tiene un problema sustancial de desabastecimiento a corto plazo que se concreta en una gran área metropolitana.

Sin embargo, la provincia de Alicante tiene un problema más de fondo, "más larvado y sutil", ya que es más estructural por la sobreexplotación de aguas subterráneas que padece, lo que a la larga supone la muerte gradual y silenciosa de los acuíferos. Cabezas definió la situación hídrica del sur de la Comunidad Valenciana como "un problema poco perceptible pese a su gravedad" frente al del área metropolitana catalana, que aglutina a una población de unos cinco millones de personas, y que resulta muy llamativo.

"Si llueve en Cataluña, Barcelona recupera la normalidad, mientras que Alicante no la recupera aunque llueva", resumió.

Enrique Cabrera atribuyó el problema de Cataluña a los bandazos de las administraciones central y autonómica. La coincidencia de una sequía fuerte y la desaladora del Prat de Llobregat por terminar han puesto de relieve el drama. Por su parte, Cabezas apostilló que el problema de Barcelona era previsible y estaba contemplado, aunque "se ha actuado mal".

Tanto Cabezas como Enrique Cabrera definieron la intención del Gobierno de llevar agua del Ebro hasta Barcelona como un trasvase. "La definición de trasvase es llevar agua de una cuenca a otra, por consiguiente, se trata de un trasvase", comentó Cabrera. El catedrático de Mecánica de Fluidos de la Universidad de Valencia aseguró que este es un momento grave tanto para Cataluña como para la Comunidad Valenciana. "Es una situación extremadamente crítica y lo que no puede ser es que las soluciones que no eran buenas ayer lo sean hoy", subrayó.

Conclusiones y recomendaciones del informe

- La Comunidad Valenciana se encuentra en una situación de precariedad y frágil equilibrio entre sus recursos y sus demandas hídricas.

- Es imprescindible alcanzar un pacto de Estado por la vía del rigor y la objetividad.

- Los enfoques del agua necesitan una definición política previa y un pronunciamiento claro sobre el modelo territorial que se desea para el crecimiento urbano y la agricultura.

- Más allá de la satisfacción de las demandas, debe ser considerada prioritaria la recuperación del buen estado de las aguas, así como la consolidación de las transferencias existentes (Júcar-Vinalopó y Tajo-Segura).

- Desarrollar mecanismos económicos que propicien el buen uso.

- Optimizados los recursos autóctonos y consolidados los externos existentes, se plantea la necesidad de disponer de recursos adicionales, como trasvases o desaladoras.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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