Ira contra la familia Del Valle
Vecinos de Mari Luz apedrean la casa de un hermano del presunto asesino
Una montaña de tierra y restos de macetas rotas permanecían ayer en la puerta de la vivienda de Francisco del Valle. Era lo que quedaba de los disturbios de la noche anterior, cuando más de un centenar de vecinos se congregaron frente a su portal pidiendo que Francisco, hermano de Santiago y Rosa del Valle, los presuntos asesinos de Mari Luz Cortés, abandonase, junto a su familia, el barrio onubense de El Torrejón. La familia Cortés y Del Valle han convivido durante décadas en esta humilde y conflictiva barriada de Huelva. Pero todo indica que eso ya nunca volverá a pasar. Hace dos semanas, otro hermano Del Valle fue agredido.
Francisco, que tiene tres hijos, ha pedido a la Junta una casa en otro lugar
Tras denunciar en comisaría la agresión sufrida, Francisco del Valle pidió ayuda a la Junta para que le facilitasen una vivienda en otro barrio de Huelva o incluso en otra ciudad. Muchos en El Torrejón dicen que lo sucedido ayer se repetirá. El subdelegado del Gobierno en Huelva, Manuel Bago, defendió la colaboración policial que Francisco del Valle ha mantenido durante la investigación del caso Mari Luz y afirmó que no es justo lo que le ocurre.
Mientras, Encarnación Bea, mujer de Francisco, seguía ayer conmocionada. "No quiero abrir. Estoy muy mal", repetía desde el otro lado de la puerta de su casa. "Estoy con mis tres hijos y estamos fatal, muy mal de los nervios", alcanzaba a decir. Según algunos vecinos y familiares de Mari Luz, ella fue la detonante de que la tensión, mascada durante semanas, terminara estallando. "Ayer se paseó por delante de la asociación gitana del barrio y cerca de la casa de Mari Luz, como provocando", cuenta Valentín Cortés, tío de la niña asesinada. En ese momento, hacia las 18.30, un grupo de vecinas, increparon y, presuntamente, agredieron a Encarnación y su hija de 17 años.
"¿Que ella fue provocando? Ella tiene que salir, como todo el mundo, a comprar comida para sus tres hijos, ¿no?", defiende una vecina, testigo directo de la violencia de la jornada anterior. La mujer, que vive puerta con puerta con la familia perseguida, ve injusto lo que les pasa: "Ellos no han hecho nada. Lo que hizo su hermano, que lo pague, pero ellos no tienen nada que ver. Y mírelos. Sus hijos llevaban días sin ir al colegio".
Tras la persecución, Encarnación Bea llegó a su casa presa del pánico, según sus vecinas. La policía acudió a atenderla y la encontraron muy alterada. Al mismo tiempo, los agentes se enteraron de que varias mujeres estaban organizando una concentración para las 23.00 frente a la casa de los Del Valle. Su objetivo: echarlos del barrio. A esa hora se desplegaron varios agentes en la zona como medida preventiva. Su presencia disuadió, en un primer momento, a los manifestantes, que parecieron cesar en su empeño. Pero media hora después, cuando la policía ya se retiraba, los habitantes, hombres y mujeres de El Torrejón, volvieron a la carga. Y esta vez, de manera mucho más violenta.
Pedradas contra los cristales. Insultos. Gritos. Algunos se abrieron paso hasta la puerta misma de la casa de Francisco del Valle y estrellaron contra ella macetones subidos del portal y la escalera. "¡Todos los sabían, son unos encubridores!", gritaban los asaltantes, dando muestra del calado conseguido por los rumores que circulan en el barrio. Historias acerca de una posible reunión mantenida entre varios de los hermanos Del Valle la misma noche del 13 de enero en que desapareció Mari Luz y durante la cual, supuestamente, conocieron ya los terribles sucesos de aquella tarde. La tensión callejera llegó a tal nivel, que una treintena de efectivos de la Policía Nacional debió desplegarse, e incluso amagar cargas, para disolver a los vecinos. Hacia las 2.30 todo había terminado. Juan José Cortés, padre de Mari Luz, pidió ayer calma a sus vecinos, y también reclamó que la familia Del Valle abandone el vecindario.
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