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Reportaje:

30 años formando comunicadores

La Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV celebró ayer su aniversario durante el acto de graduación de 200 nuevos licenciados

Un año más, unos 200 estudiantes celebraron ayer en el Teatro Arriaga su graduación en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad del País Vasco (UPV). La cita de ayer fue, sin embargo, especial, porque la facultad conmemoró sus 30 años de vida, desde su creación como unidad delegada de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona.

En el acto de ayer se homenajeó a los seis ex decanos presentes, incluido Manuel Montero, ex rector de la UPV. Durante la ceremonia también se renoció la trayectoria de dos miembros veteranos de la plantilla de administración y servicios, Manuela Álvarez, administradora del centro, y José Boto, bedel.

El centro nació como unidad docente de la facultad de Barcelona

La nostalgia y la ternura predominaron en los discursos de los responsables académicos, que encomiaron la labor de los trabajadores del centro como responsables de la transformación que éste ha experimentado en estas tres décadas. Mirando también al futuro, proyectaron vídeos para mostrar la reforma de infraestructuras y equipamiento que se están abordando en sus edificios de Leioa.

La facultad comenzó en 1977 su andadura como parte de la universidad catalana -la única pública junto a la Complutense de Madrid que ofertaba carreras de comunicación- y no se constituyó como centro de la UPV hasta 1981. Empezó impartiendo las tres carreras actuales de comunicación: Periodismo, Comunicación Audioviual y Publicidad. En los años noventa, con la implantación de un nuevo plan de estudios, se incorporaron las dos titulaciones de ciencias sociales: Sociología y Ciencias Políticas. Ahora el nuevo reto es ultimar la adaptación a la metodología que exige la convergencia europea.

Manuel González Portilla, segundo decano de la historia del centro, recuerda los inicios del mismo como "un proceso de creación similar a criar a un bebé, al que hay que estar atendiendo constantemente para garantizar su desarrollo". Apunta que el gran reto de la escuela fue "crear un cuerpo docente, investigador y bibliográfico desde la nada, sobre conocimientos recién creados". Apenas 12 profesores -y hubo que hacer "un esfuerzo extraordinario" para convertirlos en doctores, dice- formaban la primera plantilla docente, que formó a unos 300 comunicadores.

Hoy el 80% de sus profesores son doctores y, pese al descenso general del número de estudiantes, debido a la bajada de la natalidad, la facultad es la cuarta más grande de la UPV, con cerca de 3.000 matriculados.

Además, es uno de los centros más singulares y mediáticos por su efervescencia política. El ex decano comenta que la comunicación jugaba un papel decisivo en la transición y preccisa que "de la facultad salieron incluso varios políticos". Fue también escenario de ataques terroristas y ha sido foco de la mayoría de los conflictos universitarios, como la oposición al Proceso de Bolonia. Alfonso Unceta, actual decano, lo atribuye a haber sido siempre un "lugar de pensamiento, de letras, rozando la actividad política, lo que le ha dado siempre una efervescencia y un dinamismo lógico". "Es normal que los conflictos también penetren en la facultad más abierta a la sociedad", recalca.

Unceta destaca el "equipamiento competitivo" de la facultad y suma como principales logros haber abierto su oferta a las ciencias sociales, la incorporación masiva de las mujeres (lo son el 65% de sus estudiantes), y "consolidar una plantilla docente solvente". Lejos quedan los tiempos en los que las empresas desdeñaban a los licenciados de Leioa, defiende el sociólogo. "Los datos sobre nuestro nivel son irrefutables, aunque esa imagen perdure".

"Lo mejor, su gente"

Aunque el reto sigue siendo "formar a buenos profesionales", Iñaki Iriarte se sigue sorprendiendo de "lo muchísimo que ha cambiado" la Facultad desde su creación. Es desde entonces profesor del departamento de Periodismo II. El salto tecnológico es, en su opinión, la transformación más notable que ha experimentado la institución.

Petxo Idoyaga, profesor de comunicación audiovisual desde principios de los años ochenta y ex alumno de la unidad docente, recuerda con alivio que el enorme tamaño de los grupos haya pasado a la historia. "Cuando entré, llegué a tener 280 estudiantes en una sola clase". Aunque el ambiente sigue siendo similar al de entonces, defiende, echa de menos "el espíritu más asambleario que había".

Los recién licenciados, a falta de perspectiva histórica para valorar esas transformaciones, se muestran más críticos. Isaac y Beatriz, dos de los jóvenes que recogieron ayer sus diplomas de Periodismo, critican la falta de equipamiento moderno. Son sus compañeros el recuerdo más dulce. "Lo mejor es la gente", coinciden. Incluido José Boto, veterano bedel al que todos cogieron cariño. "Ha sido con diferencia el más jaleado", señala Beatriz.

Isaac cuenta con encontrar trabajo al terminar una maestría y Beatriz trabaja en dos empresas de comunicación, . "Pero no todo el mundo está teniendo esa suerte", se lamenta la joven.

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