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Análisis:Gran Premio de Portugal
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Entre dos penínsulas

El Campeonato del Mundo de motos es cosa de dos. Pero no de Lorenzo y Pedrosa, que también, sino de Italia y España, que tienen mucho más que la mayoría absoluta en el hemiciclo del motociclismo. Más allá aparece algún francés que ni él mismo se lo cree, un australiano cierto que de calidad, uno o dos norteamericanos, un despunte de Europa del Este y ningún inglés a pesar de que fueron los de las Islas quienes inventaron la práctica deportiva.

Y todo esto, como pone de relieve la jornada de ayer, no es materia opinable, sino aritmética. Entre las tres pruebas, 125cc, 250cc y MotoGP, sumaban nueve podios y, si otorgáramos una puntuación teórica a cada una de esas posiciones -por ejemplo, tres al primero, dos al segundo y uno al tercero- acumularíamos 18 puntos, seis por cilindrada, con cuyo cómputo podemos establecer de forma indiscutible los méritos de la jornada motera de Estoril.

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De esos nueve podios, cinco fueron para España, tres para Italia y uno, premio de consolación, para Finlandia, que, en cierto modo, hace el copo porque seguramente es el único motociclista de competición en todo el país. Y de esos cinco podios España retiene dos primeros, Álvaro Bautista y Jorge Lorenzo; dos segundos, Joan Olivé y Dani Pedrosa, y un tercero, Nico Terol, mientras que Italia alcanza un primero, Simone Corsi; un segundo, Marco Simoncelli, y un tercero, Il Dottore, Valentino Rossi; y, por último, la respondona Finlandia sólo alinea un modesto tercero, Mika Kallio, obtenido, además, porque uno de los grandes de Italia, Mattia Pasini, insistió en besar el suelo portugués.

Todo lo anterior significa que, en esa intracompetición peninsular, España habría conseguido ayer tres puntos (segundo y tercero) en 125cc, tres más (primero) en 250cc y cinco (primero y segundo) en MotoGP, un total de 11 sobre un máximo de 18, mientras que Italia habría logrado tres en 125cc (primero), dos en 250cc (segundo) y uno en MotoGP (tercero), lo que arroja seis puntos, y queda como postre el finlandés solitario. El dominio latino no puede ser más apabullante; sobre todo, mientras dure la ocultación del australiano Stoner.

Si atendemos al palmarés, probablemente Italia mantiene aún alguna superioridad, basada en mitos históricos como Giacomo Agostini y en la leyenda viviente de Rossi, pero en los últimos dos o tres años, con la emergencia de Pedrosa y Lorenzo, hoy en MotoGP, y una infinidad de figuras en la cadena de producción de las categorías inferiores, la situación ha hecho más que equilibrarse.

Es ésta una historia de dos penínsulas, hijas de Roma, fundadoras de Europa, primogénitas de la latinidad, tierra firme del mar Mediterráneo, formación cristiano-pontificia y una pericia insuperable para ir en moto.

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