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El trasvase del Ródano costaría 1.270 millones, 28 veces más que el del Segre

El precio del agua francesa supera al de cualquier otra opción salvo el barco

El agua del Ródano es cara (la obra costaría 28 veces más que la necesaria para el trasvase del Segre) y su llegada incierta. He ahí dos motivos aducidos por el Gobierno catalán para no aceptar la hipótesis, defendida con uñas y dientes por CiU, del trasvase del Ródano. Hay otras dos razones: la primera es que el Ródano no es hoy solución para nada, porque la amenaza de la sequía sobre Barcelona tiene fecha en el calendario: el mes de octubre (salvo que la lluvia la cambie); la segunda razón, y ésta es crucial, es que el actual Ejecutivo rechaza por principio los trasvases estructurales, es decir, estables. El del Segre, como no se cansa de repetir el consejero de Medio Ambiente,Francesc Baltasar, es reversible y se desmontaría al día siguiente de ser innecesario.

El agua del Ródano costaría 85 céntimos el metro cúbico, y la de la desaladora 60
El Gobierno catalán prefiere desalinización, uso de acuíferos y, sobre todo, ahorro
El proyecto supondría un acuerdo entre España y Francia, y el visto bueno de la UE
El agua pasaría por una tubería soterrada de 310 kilómetros
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Las desconfianzas del Gobierno catalán respecto al agua del Ródano tienen base en la experiencia. Un informe de la Agencia Catalana de Agua recuerda "el Pacto de Madrid (año 1995), por el que los Estados francés y español se comprometían a hacer que llegara la alta velocidad en 2009 a la frontera". Y tras eso, añade: "La realidad hoy es que en España llegará en 2012 y en Francia en 2020". La conclusión es clara: el proyecto adolece de "incertidumbres sobre el plazo de ejecución, estimado en siete años", que posiblemente serían más porque se necesitaría "un acuerdo entre los dos Estados, la aprobación de la ley correspondiente por el Congreso, el visto bueno de la Unión Europea". Y tras todo eso habría que acometer la redacción del proyecto, la licitación, la adjudicación de las obras y su ejecución, sin tener en cuenta los problemas que pudieran derivarse de las imprescindibles expropiaciones.

Y todas estas complejidades, con no ser despreciables, quedan empequeñecidas por otros aspectos del proyecto. El primero, que resulta poco realista en relación con las necesidades de agua de la región metropolitana, a la que debería abastecer. Para empezar, CiU trabajó con dos proyectos (hechos por la empresa BRL, que dispone por concesión del agua que viajaría hasta Cataluña). El primero preveía una aportación de 325 hectómetros cúbicos de agua, dado que ése era el déficit estimado por el Gobierno catalán de 1999. Tres años más tarde, un segundo estudio rebajaba esta cantidad a 190 hectómetros cúbicos y daba un precio (31 céntimos por metro cúbico) que la ACA califica de "poco realista".

El trasvase del Ródano consistiría en la construcción de un acueducto mediante una tubería soterrada de 310 kilómetros. La tubería tendría un diámetro de 2,4 metros, lo que exigiría la apertura de una zanja de 25 metros a lo largo del recorrido (desde Montpellier hasta Cardedeu). El trayecto se haría, aproximadamente, en paralelo a la autopista existente. De los 310 kilómetros de acueducto, 190 estarían en territorio de Francia y los otros 120 en España. De estos últimos, 19 se construirían en túnel. El cruce de los Pirineos se haría también por túnel, con una longitud de 4,9 kilómetros. Además, sería necesaria la instalación de dos puntos de bombeo de agua para salvar los desniveles. Uno de ellos en el canal Philippe Lamour (el que abastece a la concesionaria BRL, a la altura de Montpellier) y el otro en Montfullà. El consumo energético de esta operación, una vez construida la obra, sería de 1,75 kilovatios hora por metro cúbico. Eso sí, es ligeramente inferior al de las tres desalinizadoras previstas por el Gobierno catalán.

El coste de esta obra, que varios diputados calificaron de faraónica el miércoles en el Parlament, sería de 1.270 millones de euros, cantidad a la que habría que añadir el mantenimiento posterior. El trasvase el Segre costaría 35 millones.

El resultado de todo este proyecto sería que Barcelona recibiría agua a un precio estimado de 85 céntimos por metro cúbico. Es decir, con un coste superior al del agua de las desalinizadoras (que saldría a 60 céntimos) y también al de la que hoy vende la empresa pública Aguas Ter-Llobregat, que ronda los 75 céntimos. El Gobierno catalán ha trabajado con estos datos, pero su principal argumento para rechazar el trasvase del Ródano es que fomenta una concepción del agua que llama "vieja" y que consiste en actuar como si se tratara de un bien infinito. Frente a ello, la propuesta es desalinización, recuperación de acuíferos, regeneración y, sobre todo, ahorro.

En cualquier caso, el Gobierno central ha optado por llevar agua sobrante de Tarragona a Barcelona por una conducción que discurrirá junto a la AP-7.

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