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Entrevista:ANTONIO MARCILLA | Candidato a rector en la Universidad de Alicante | Apuntes

"Falta participación. Las cosas no deben hacerse por narices"

El catedrático de Ingeniería Química Antonio Marcilla (Alicante, 1956) se presenta "a pecho descubierto" y quiere ser rector de la Universidad de Alicante para cambiar las "formas y maneras" de dirigir la institución.

Pregunta. ¿Por qué eligió como lema Otra Universidad es posible?

Respuesta. Salió de manera espontánea en la rueda de prensa, tras varios cargos de gestión, siempre he trabajado con la sinceridad por delante, sin ocultar nada, y me he dado cuenta de que en eso no estoy solo y que es posible hacer otra universidad.

P. ¿No le gusta la de ahora?

R. No. En los procedimientos, falta transparencia. He estado en el equipo y no me enteraba de muchas cosas, no hemos trabajado como un equipo, y eso hay que cambiarlo.

"Me metieron a última hora y con calzador en la reforma de centros"
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P. ¿Qué no ha sido claro?

R. Un montón de temas, como vicerrector de Ordenación Académica, que se supone que era el segundo del equipo, había cosas de las que no me enteraba. Del propio proceso de dimisión del rector no se enteró nadie, o al menos yo no, y eso no tiene sentido. No había confianza, una cosa así se debía haber planteado en el consejo de dirección. La información no ha faltado, pero la participación, sí. No es lo mismo que yo diga este es el problema y esta es la solución que pida saber qué piensas. Al final, eso provoca descontento.

P. ¿Si las cosas se hacían tan mal como dice, por qué aguantó usted ocho años como vicerrector?

R. Yo he estado mucho tiempo trabajando en el Plan de Ordenación Integral (POI) haciendo precisamente todo lo contrario, debatiéndolo y discutiéndolo. Cuando me di cuenta de todo esto hablé con Raneda y le advertí de que era necesario un cambio, él me escuchó pero no hizo nada. Yo pedí cambios en la forma de trabajar en el equipo.

P. ¿Y su candidatura no ha sido una rabieta de última hora?

R. No estaba meditado, la gente se ha sorprendido mucho de que hayamos elaborado un programa tan completo como este.

P. ¿Qué modelo de universidad defiende?

R. En mi universidad quiero que todos participen y expresen sus opiniones y no se oculte nada. La haremos entre todos, es más importante el talante de participar que no que las cosas se tengan que hacer por narices.

P. ¿Esa es la principal diferencia con Raneda?

R. Sí, compartimos muchas cosas, el diagnóstico es el mismo y los problemas también, pero discrepamos en los procedimientos. Solo hay que ver cómo se ha hecho el POI.

P. ¿Cómo ha sido?

R. Discutiendo y debatiendo con todos los afectados.

P. ¿Cómo afronta el debate de la reforma de títulos?

R. Es una oportunidad si nos dan a las universidades libertad, pero hay muchas cuestiones por definir, como la dedicación del profesorado, quién propone los títulos, quién los coordina, la calidad enseñanza, parece claro que no habrá financiación adicional. Mi esquema es debatir, poner todas las posibilidades sobre la mesa y buscar consensos.

P. Eso es muy complicado. Si para un POI han tardado dos años, ¿para la reforma, cuánto?

R. El camino se hace andando, no podemos cerrar la universidad durante años para debatir. Las áreas de conocimiento están definidas, deben ser las facultades las que participen en la reforma, habrá temas conflictivos. En la vida, menos la muerte, todo tiene remedio, y cambios de normas en la universidad hacemos en todo momento, por eso es necesaria flexibilidad. Dar un poco de lubricante y no plantear la reforma de manera tremendista. Yo en la vida no he hecho más que rectificar, eso es más importante que acertar.

P. ¿Y qué pasó en la reestructuración de centros?

R. Faltó diálogo. Se puso sobre la mesa una propuesta que no se debatió, que además era incompleta. No se saben las medidas transitorias ni qué pasa con el equipo directivo de los que desaparecen.

P. ¿Hubiera sido mejor hacer coincidir ambos procesos (reforma de títulos y centros)?

R. Pienso que sí, en el anterior equipo pensaron que no. Nada es irreversible y como hay cierto descontento habrá que replantearse este tema.

P. Se aprobó con 70% de votos a favor y 30% en contra. Ya nos gustaría que las leyes tuvieran este respaldo...

R. Los procedimientos dejaron mucho que desear. No vale votar ahora una cosa y dentro de unos meses otra.

P. ¿Usted en esta reforma fue precisamente una de las personas negociadoras?

R. A última hora y metido en calzador, porque no participamos en el proceso inicial y nos enviaron a negociar cuando estaba todo hecho. Yo no eludo responsabilidad, pero en el equipo de dirección no compartían mi procedimiento, yo negociaba con los afectados determinadas cosas (primero, centros y de inmediato, titulaciones) y luego me obligaron a rectificar, y dejar el debate para más adelante. Yo me tragué el sapo.

P. ¿Qué opina del plan estratégico de la universidad?

R. El problema es que no se aplica. Este es el tercero que empezamos y el primero que concluye. Estoy desencantado. El mejor plan es cambiar el método y los procedimientos. Hemos hablado mucho de calidad y no hemos hecho nada, porque nadie quiere abordar en serio los problemas.

Del turrón a los puros sin nicotina

Ha compaginado su investigación en ingeniería química con la gestión universitaria, tanto en la Facultad de Ciencias como en el Rectorado. Ha trabajado para muchas empresas, empezó investigando el proceso de elaboración del turrón en el boixet (la olla) y ahora acaba de patentar un catalizador que se mezcla con el tabaco y reduce la emisión de dióxido de carbono, de alquitrán y nicotina, pero mantiene el sabor. El siguiente objetivo son los puros. Su pasión ha sido la química aplicada al entorno, algo que tiene aparcado desde que se lanzó a la carrera rectoral.

Durante la entrevista admite ciertas lagunas en temas como la negociación del Plan de Financiación de las Universidades Valencianas. "Es un tema que conozco por los medios de comunicación, está claro que tenemos una deuda acumulada muy importante que hay que reclamar, tenemos que plantear la necesidad de un nuevo plan en base a unos objetivos y con unos indicadores contrastados, todas las universidades debemos hablar el mismo idioma, los mismos criterios para todos".

Sobre la creación de la Universidad Valenciana Internacional recuerda que el proyecto empezó "a contrapelo de las universidades valencianas", y añade: "Ahora no sé como está, pienso que puede ser una oportunidad si es algo parecido a la Oberta de Catalunya pero se debe plantear un consorcio, y de su desarrollo depende que sea una oportunidad o una competencia al resto de universidades". Al hablar de las amenazas que planean sobre el sistema universitario, como el descenso de alumnos, Antonio Marcilla confía en que el nuevo plan de financiación resuelva el tema. "Hay titulaciones que tienen muchos alumnos y otras, pocos, debemos plantearnos qué hacer. Si fijamos númerus clausus igual tenemos menos alumnos. La universidad debe tener agilidad de respuesta a estos problemas con soluciones imaginativas, como flexibilizar las plantillas".

Eso, admite, tiene su dificultad. "Un funcionario es un funcionario, pero en el POI (Plan de Ordenación Integral) ya se plantearon algunas medidas para medir el rendimiento de cada uno. Si un departamento tiene la plantilla sobredimensionada tendrás que pedir un esfuerzo investigador o desdoblar grupos para dar una docencia de más calidad, todos nos resistimos a eso, pero hay buena predisposición, antes nadie tenía interés en cubrir todos sus créditos docentes, ahora sí, porque saben que luego tendrán un complemento. Así se liman esas resistencias a los cambios".

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