ONG
Estoy en contra de la cultura ONG. No creo en el asistencialismo emotivo, ni en el humanitarismo con acné, ni en la independencia de quienes reciben dinero del Estado. Las organizaciones no gubernamentales, socias fundadoras de la globalización, son un rasgo del neoliberalismo. Una excusa. Un vendaje benevolente sobre las heridas del statu quo.
He trotado un poco por el mundo, sin embargo. He conocido cooperantes heroicos, gente con un asombroso empeño en el aquí y ahora. He visto jóvenes que pasaban meses cavando tumbas y cargando cadáveres descompuestos, porque era necesario hacerlo. En una ocasión, en un país africano, una ONG (Médicos sin Fronteras) quizá me salvó la vida.
En este asunto, por tanto, mis ideas tienden a topar con el engorro de la realidad.
Televisión Española estrenó el lunes Plan América, una serie basada en las aventuras de un destacamento de médicos y cooperantes españoles, pertenecientes, se supone, a una ONG, en un país latinoamericano no determinado. La serie mostró, como la mayoría de las producciones que aspiran a algo más que un diálogo gracioso, serias lesiones en los órganos internos del guión. A mitad del episodio piloto parecieron agotarse las líneas argumentales, cosa muy peligrosa a las once de la noche.
Pasando por alto algún personaje tópico, el resto de Plan América estuvo muy por encima de la media. Pepe Sancho, estupendo. La cámara y la fotografía, un lujo. Incluso los guionistas se redimieron, en parte, por su audacia de cargarse al personaje más atractivo en el capítulo inaugural.
La audiencia fue exigua. Poco más del 11%. Plan América se estrelló contra CSI, La familia Mata (arranque de la nueva temporada) y la preselección de OT. Las perspectivas de supervivencia de Plan América aparecen, a día de hoy, muy limitadas. La realidad suele ser injusta.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.