Un escenario de envidias y cotilleos
Julieta Serrano, María Pujalte y Lorena Berdún, junto a otras 12 actrices, estrenan mañana 'Las cuñadas' en el Teatro Español
No se recuerda un plantel así de actrices, todas juntas y sin hombres, en un escenario madrileño. En total 15, a las que se suma la impagable voz de la gran Berta Riaza, voluntariamente retirada. El Teatro Español las ha juntado al producir uno de los grandes sueños profesionales de Natalia Menéndez, que aquí sólo ejerce de impulsora del proyecto y directora del mismo, aunque también es actriz, escritora.
La historia es la de una mujer a la que le tocan miles de cupones, pero para pegarlos en las cartillas correspondientes pide ayuda a las mujeres de su entorno. Sólo así transformará el premio en objetos deseados por toda ama de casa. Al menos un ama de casa de los años sesenta, clase media tirando a baja, del barrio de Chamberí. Ahí es donde ha situado la acción la dramaturga Itziar Pascual, versionadora de Las cuñadas, la más popular obra del canadiense Michel Tremblay.
Todas tienen algo de 'chorizas', pero no pueden vivir las unas sin las otras
Al margen de las bondades del texto, que son muchas, como han dejado claro en los 14 países donde se ha puesto en pie con gran éxito, hay otros alicientes. Ver por primera vez cantando y bailando a Julieta Serrano, ya que en el montaje hay divertidos guiños al musical brechtiano y moderno. También aparecen por el escenario Lorena Berdún y Mari Carmen Sánchez, convertidas en dos beatas mojigatas, aunque con su retranca. Karmele Aramburu está transformada en una abuela a la que se le escapan terribles ventosidades y María Pujalte es un auténtico zorrón, de las que ejercen en club de alterne y no se priva de chulo (el miserable Juanito).
Todas tienen algo de chorizas y mucho de envidiosas y cotillas. Pero no pueden vivir las unas sin las otras. En la vida real la cosa no ha sido distinta. Actrices y directores se insultan, pero los desencuentros sólo están en el escenario. Fuera, la relación ha devenido en risas y comilonas. "Sobre todo ha habido un nivel de compromiso muy grande y encima nos hemos reído muchísimo", señala Menéndez.
"El montaje es un despiporre del mundo femenino que ha luchado en la sombra toda la vida", dice Lola Casamayor, mientras su compañera Isabel García Lorca justifica a los personajes, "mujeres con enormes carencias sociales, económicas, políticas". "Están sometidas dentro de un encorsetamiento y no se unen para salir de ahí", apunta Pujalte. "Los personajes están tratados con una gran ternura. Lo que pone en evidencia la obra es que la situación de miseria conduce a la mezquindad moral y económica", dice Serrano. "Habla de la envidia y del miedo", sostiene la también presentadora de televisión Lorena Berdún. Además de actrices consolidadas como Carmen Losa, Trinidad Iglesias, Mariana Cordero, Rosa Savoini, Ana Rayo y Arantxa Aranguren, el montaje cuenta con jóvenes promesas como Maite Pastor, Marta Aledo y Teresa Hurtado de Ory, todas vestidas por la oscarizada Yvonne Blake y situadas en un espacio creado por Alfonso Barajas.
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