Él, ella y Mariano: el tercero

Y entonces, apareció ella": como en la escena cumbre de El último encuentro, de Sándor Márai, que desvela en esa escueta frase quién era el tercer lado del triángulo.

Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, dijo ayer en el Foro de Abc que "a día de hoy" no entra en

sus planes presentar su candidatura a la presidencia del PP en el congreso de junio; pero añadió que puede cambiar, y que, en ese caso, Mariano sería "el primero en saberlo". Antes incluso que Alberto.

Los que empujan a la presidenta madrileña a dar un paso adelante insisten en que ella lo que quiere es un debate de ideas y no de nombres; como aquel entrenador del Madrid al que preguntaron si iba a dimitir: me interesan las ideas, no las personas, respondió. En el caso de Aguirre, lo personal ha ido por delante. En los días en que se componían las listas del PP para las elecciones del 9-M amenazó con abandonar la presidencia de la Comunidad si el alcalde iba de número dos en las de Mariano para el Congreso. El miércoles pasado, se entrevistó con el presidente de su partido para hablar de política, o sea, de si era cierto, como se había publicado, que Alberto sería nombrado secretario general, en sustitución de Ángel.

Sus glosadores consideran que más que postularse como alternativa a Mariano pretende condicionarle: obligarle a tenerla en cuenta y presentar una lista de integración. Algo que ella no aceptó en el congreso del PP madrileño, a finales de 2004. Alberto, que cuando presidía la Comunidad no había querido competir por la presidencia del partido, le pidió que incluyera a un hombre de su confianza como número dos en su lista, y Aguirre se negó.

Pero también hay debate de ideas. Alberto había dicho que la estrategia del PP debe consistir en hacer "el viaje al centro". Aguirre le respondió ayer que no se "resigna" a tener que imitar a los socialistas aparentando un centrismo que está más en las convicciones y principios del PP que en los del PSOE.

La presidenta no descarta, pero tampoco afirma; sabe que su hora todavía no ha llegado y se limita a hacer ver a Alberto que está trasladando a Mariano la vieja rivalidad que los unió. Qué gran triángulo.