Un físico algo metafísico y también cicloturista

"Podríamos pasear por el Donostia Internacional Physics Center, mi lugar de trabajo, uno de los espacios en los que más a gusto me encuentro", propone el físico Pedro Miguel Etxenike (Isaba, Navarra, 1950). Pero el paseo también ha de contar con atractivos para los legos en materia condensada y polímeros. Así que este científico que fue el primer consejero de Educación del Gobierno vasco, ante la imposibilidad de trasladarse hasta su localidad natal, apuesta por una ruta para la bicicleta de montaña.

Todos los sábados por la mañana, Etxenike monta en la bici con un grupo de amigos y se disponen a recorrer parte de la geografía guipuzcoana. "Suelo pasear por los itinerarios habituales de los alrededores de San Sebastián, pero quizás mi predilecto es el que nos lleva hasta Aia desde Igeldo", explica. El presidente de Jakiunde, la Academia de Ciencias, Artes y Letras siempre había preferido el atletismo (suele participar en la media maratón Donostia-Behobia), pero una fascitis plantar le impide correr desde hace un año y se ha pasado a la bici. "Eso sí, no me considero un rodador".

Etxenike monta en bicicleta los sábados por la mañana

El paseo comienza con un poderoso desayuno en la terraza del Hotel Eceiza, en primera línea de la playa de Ondarreta. Lo hace en compañía de sus compañeros del club de atletismo Donostiarrak. "Siempre llevan pasteles y dulces caseros, es una delicia". De ahí parten hacia Igeldo, en una de las salidas más atractivas de San Sebastián al poniente, en buena parte sobre acantilados y entre caseríos. Es más, para quienes gusten del senderismo, el recorrido se encuentra dentro del Camino de Santiago de la costa. Y, para el sector más holgazán, el paseo se puede realizar en automóvil, sin problemas.

El grupo ciclista en el que rueda Pedro Miguel Etxenike sigue hasta Orio, llega a Zarautz y retrocede hasta el cruce que asciende a Aia. El esfuerzo por superar estos 15 kilómetros merece la pena, como se comprueba cuando se alcanza el núcleo principal del valle, donde el flamante frontón diseñado por el arquitecto Ángel de la Hoz recibe al visitante. "Un poco antes de llegar al pueblo de Aia, paramos en un recodo para contemplar el panorama, aunque pronto emprendemos la vuelta".

Les espera un estupendo aperitivo en los bares de Igeldo. Después de varias horas de bicicleta, el prestigioso físico se convierte no sólo en gourmet, también en metafísico, al hablar de las propiedades del reconstituyente, con virtudes que exceden la racionalidad científica. "Lo cierto es que acabo el fin de semana siempre con un kilo de más", comenta, como si fuera un milagro, mientras desgrana las virtudes de los pintxos de Mendizorrotz, Recondo o Ekaitz, algunos de los bares que visitan antes de regresar.

Etxenike no duda de que su propuesta cuenta con atractivos que permiten no salir de Igeldo. "Por supuesto; ahí está Mendizorrotz y el parque de atracciones, sin olvidar el paseo por el pueblo hasta donde se puede llegar en funicular desde San Sebastián", recuerda el investigador.

Y, hablando de paseos, se ha puesto nostálgico. "Mi referente vital son Isaba y el valle del Roncal, por los que anduve de pequeño con mis padres". Siempre que puede, sale a pasear al monte, aunque reconoce su debilidad por el itinerario de Igeldo. "Es más, mi recomendación para un día de ocio pasa por esta excursión, con parada en el fuerte de Mendizorrotz, y luego en el monte Kukuarri, desde donde se divisa media Guipúzcoa, para bajar a Orio y degustar una estupenda parrillada en uno de sus restaurantes". Después siempre se puede volver en tren a San Sebastián.