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Anatomía de un atestado erróneo

El perito de los Iriondo analiza el nuevo dato sobre la velocidad del Audi de Delgado - El punto de impacto y la tasa de alcohol, las demás incógnitas

Ya se sabe a qué velocidad iba el Audi A8 con el que Tomás Delgado causó la muerte de Enaitz Iriondo el pasado 26 de agosto de 2004 (entre 140 y 160 km/h en vez de 113). Pero no todas las incógnitas han quedado despejadas. Los informes periciales encargados entonces por la familia cuestionaban tres aspectos del informe realizado por los agentes de la Guardia Civil el día del accidente: velocidad del conductor, punto de impacto y nivel de alcohol en la sangre de Delgado.

"Delgado debería de haber ido a 75 como mucho", alega el experto

¿Cómo pudieron equivocarse en tantos kilómetros los agentes? "Puede ser por muchos motivos, un fallo humano, un error de apreciación o la falta de medios oportunos. Probablemente utilizaron unos coeficientes para calcular la velocidad que no eran los adecuados", señala Pedro Gutiérrez, uno de los peritos responsables del informe encargado por los Iriondo. Este experto explicó también que la velocidad máxima permitida en la carretera comarcal donde sucedió el accidente (90 km/h) "es la que los conductores deben ponerse como límite en las mejores condiciones posibles, y no de noche en una vía con poca iluminación. Delgado debería haber ido a 70 ó 75 como mucho".

El punto de impacto también fue cuestionado por la familia. La versión del primer atestado aseguraba que la bicicleta de Enaitz había sido embestida de lado. Pero la familia siempre reiteró que debido a que solo había daños en la rueda trasera, esto era imposible. Si el golpe resultara perpendicular, Delgado hubiera tenido menos tiempo para reaccionar.

La tercera incógnita es la tasa de alcohol. La familia cuestiona que Delgado diese negativo en la prueba alegando que la prueba se realizó 93 minutos después del accidente. Fuentes conocedoras del procedimiento en estos casos explicaron que este periodo de espera, aunque largo, tampoco se sale de lo normal en las carreteras comarcales.

Rosa Trinidad y Antonio Iriondo, padres de Enaitz.
Rosa Trinidad y Antonio Iriondo, padres de Enaitz.PRADIP J. PHANSE

Pequeños fallos, grandes tragedias

En otro atestado erróneo realizado por la Guardia Civil, la causa del accidente especificada era "invasión del carril contrario por parte del conductor", fallecido. Y los agentes no se percataron de que el coche accidentado lucía un fuerte golpe en la parte de atrás, que apareció en una investigación posterior: había sido embestido por otro vehículo, el verdadero causante del siniestro.

¿Cuántos atestados equivocados se elaboran en España? "No existe ningún tipo de estimación. Nadie se ha atrevido. Creemos que hay pocos, pero las consecuencias de estos son terribles", explicó Jose Pérez Tirado, asesor jurídico de la asociación de apoyo a las víctimas Stop Accidentes. "No son dioses, ellos mismos reconocen que hay errores", apuntó el letrado, quien recalca que la Guardia Civil es "la mejor de lejos, por la calidad técnica de sus atestados". Pérez recuerda el ejemplo de una chica que sufrió un accidente al volante. Murieron dos de sus acompañantes. Al llegar los agentes, dijo que una de las fallecidas era la que iba conduciendo. Quince horas después, confesó, eludiendo así la prueba de alcoholemia.

"A veces se tiene la impresión de que un atestado sin conclusiones queda incompleto. Pero si no hay pruebas objetivas y hay dos hipotesis posibles, no deben verse obligados a elegir", añadió Pérez. "Estos errores son terribles para las víctimas y sus familias, y la forma de solucionarlo es dotar a los equipos de atestados de más medios humanos y técnicos", sentenció

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