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Reacciones tras las detenciones por el 'caso Mari Luz'

El detenido por la muerte de Mari Luz evitó la cárcel por fallos judiciales

Del Valle tenía dos condenas por abusos a menores, por lo que debía estar preso

Reyes Rincón

Santiago del Valle, el principal sospechoso por la muerte de la niña onubense Mari Luz Cortés, consiguió eludir la cárcel hasta anoche, a pesar de arrastrar dos condenas firmes. Entre las dos sentencias por abusos sexuales a menores, dictadas por dos Juzgados sevillanos, suman cuatro años y nueve meses de prisión que el ahora detenido nunca cumplió. Una cadena de despropósitos judiciales impidió que se ejecutara la condena por abusos a su hija de cinco años y una posterior por tocamientos a una niña de nueve.

El Servicio de Inspección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ordenó ayer la apertura de un procedimiento de información previa sobre la actuación del juzgado de lo Penal 1 de Sevilla en la ejecución de la condena impuesta a del Valle por los abusos de su hija. La Fiscalía de Sevilla también ordenó abrir una investigación para averiguar qué falló en el Juzgado de lo Penal 1 y en el 4 para que el acusado no estuviera ya en la cárcel.

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El 31 de diciembre de 2005, la Audiencia de Sevilla hizo firme la condena de dos años y nueve meses de prisión dictada tres años antes contra Del Valle por abusar de forma continuada de su hija entre la primavera de 1998 y abril de 1999. El Juzgado de lo Penal 1 de Sevilla decretó la ejecución de condena en enero de 2006, pero el abogado del acusado pidió la revocación de esta orden.

Dos meses después, en marzo de 2006, el juez rechazó la petición de la defensa y dictó una orden de averiguación de domicilio y paradero, que, según fuentes jurídicas, fue enviada a la policía para que localizara a Del Valle. La policía, el Ministerio del Interior y el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, lo niegan. De hecho, no figura en las bases de datos de Policía y Guardia Civil ni orden de averiguación de paradero ni de busca y captura.

Mientras el juez supuestamente decretaba su búsqueda, el acusado y su mujer se mudaron a Gijón, donde vivía una niña de 13 años que había contactado con Santiago a través de un anuncio en la revista Telenovela. El hombre, que se había hecho pasar por una adolescente para entablar amistad con la menor asturiana, empezó a frecuentar la casa y el instituto de la chica, a la que amenazó y acosó para que mantuviera relaciones con él. El acusado se presentó en casa de la joven y llegó a matricularse en unos cursos destinados a adultos que se impartían en su instituto. La familia de la cría lo denunció, la policía le detuvo en noviembre de 2006 y un juez decretó una orden de alejamiento.

Para entonces, Del Valle contaba ya con otra condena de dos años de cárcel dictada en diciembre de 2004 por abusar de una niña en Sevilla. Los hechos se produjeron en julio de 2003, cuando Del Valle se cruzó en la calle con la menor, que tenía nueve años, y la siguió hasta el portal de su casa. Fue sorprendido por una vecina cuando intentaba abusar de la niña y consiguió huir, pero le detuvieron días después.

El acusado reconoció los hechos en el juicio y aceptó la condena de dos años impuesta por el juez. Al no tener antecedentes firmes, el juez le concedió una suspensión provisional de la condena durante tres años. Si en este plazo no volvía a delinquir, Del Valle se libraría de entrar en la cárcel. Los abusos a la menor de Gijón, cometidos en el plazo de esta prórroga, deberían haber supuesto su encarcelamiento inmediato, pero éste nunca se ordenó. Lejos de amilanarse por las deudas pendientes con la justicia en Sevilla, Del Valle y su mujer volvieron a la capital andaluza después de recibir la orden de alejamiento del juez asturiano.

El matrimonio se instaló en una chabola junto a un centro comercial sevillano y recurrió a la prensa para dar a conocer su situación y exigir una vivienda al Ayuntamiento. Fueron portada de periódicos locales en diciembre de 2006, pero los jueces no cayeron en que aquel hombre que suplicaba ayuda era el mismo sobre el que pendían dos condenas por abusos sexuales.La cadena de fallos judiciales se consumó unos meses después: en abril de 2007, la policía recibe una orden de busca y captura dictada contra Del Valle por un juez de Gijón. Nada que ver con las condenas pendientes por abusos. Esta vez, el juez le acusaba de estafa por intentar vender el piso alquilado en el que el matrimonio había vivido en la ciudad asturiana. La policía le detuvo y le puso a disposición judicial. Pero Del Valle quedó en libertad.

A finales de 2007, y ante la falta de respuesta a su petición de vivienda, el matrimonio se marchó a vivir a Huelva. Se alojaron en la que había sido la casa de los padres de él, ya fallecidos, y en la que ahora vivía su hermana. Prueba de que no se escondían de nadie es que en los buzones de la vivienda figuran los nombres de Santiago, su esposa Isabel y, extrañamente, los de los dos hijos que la Junta les retiró hace ocho años, después de que conocieran los abusos sexuales cometidos contra la niña.

El último escalón de los fallos judiciales concatenados se produjo días después del 13 de enero, el día en el que desapareció Mari Luz: las primeras investigaciones tras la desaparición de la pequeña convirtieron al ahora detenido en el principal sospechoso. Apenas 24 horas después de que se perdiera el rastro de la niña, el matrimonio Del Valle cogió un autobús de Huelva a Granada, donde se refugió en casa de un familiar. Allí le detuvo la policía, pero, después de interrogarle, fue puesto en libertad. Los agentes no pudieron entonces probar su implicación en la desaparición de Mari Luz y en el ordenador de la policía no constaba ninguna deuda pendiente con la justicia.

Ambos han pasado su primera noche en la prisión provincial de HuelvaVídeo: ATLAS

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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