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Reportaje:

La cultura como palimpsesto infinito

El festival Zemos98 abre caminos para el arte audiovisual en Sevilla

"La cultura es un palimpsesto infinito". Un gran cartel pegado a la pared recoge esta idea. Una pantalla preside la sala, cuyas paredes están salpicadas de pensamientos motrices escritos sobre cartón. "Transformar los aparatos de distribución en aparatos de comunicación". "Cada escritor crea a sus precursores"... Grupos de jóvenes se mueven por esta sala del Centro de las Artes de Sevilla, situado en el número 18 de la calle Torneo. Acuden a otra sala a una proyección de cortometrajes seleccionados por el festival Zemos98, que cumple su 10ª edición. El palimpsesto es un manuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior que fue borrada artificialmente. Y resume con la precisión de un compás el espíritu de un festival que ha colocado a Sevilla en la frontera de las nuevas tendencias del arte audiovisual. El palimpsesto deja en las tinieblas una potencia creativa presta a aflorar al cabo de los siglos con la frescura eterna de las pasiones.

Zemos98 ofrece espectáculos, proyecciones y talleres
"Este festival es un punto de encuentro", dice un joven cineasta

Zemos98, que concluirá el próximo domingo, lleva este año el epígrafe Regreso al futuro. Pedro Jiménez, responsable de la programación del festival, señala que "regresar al futuro consiste en manejar la idea del archivo y la memoria, la idea del remix y el palimpsesto". "La cultura de la remezcla es una forma de hacer el palimpsesto contemporáneo. Nuestro propósito es mezclar la idea de vanguardia, de ciencia ficción. Y, sobre todo, el planteamiento principal es que la cultura, la sociedad y nuestra propia realidad necesitan una remezcla", agrega Jiménez. "Proponemos recoger lo que hay para hacer cosas nuevas", resume este responsable del festival.

El arco iris sorprendente que emerge gracias a Zemos98 ofrece espectáculos audiovisuales, proyecciones y conferencias. Una decena de talleres de reflexión buscan intuiciones y proyectos en torno a las ideas de archivo y remezcla. Cuatro ciclos de vídeo lanzan cuchilladas de luz a los pliegues menos frecuentados de la realidad. Pensadores, especialistas y escritores ofrecen conferencias para hilar nuevos sentidos y descifrar contradicciones latentes en el campo de la creación. Músicos tantean límites de niebla con sus conciertos audiovisuales de pequeño formato. El riesgo impone sus leyes a algunas experiencias sonoras en las que prima la innovación.

Zemos98, que se inauguró el pasado lunes en el Teatro Lope de Vega con un espectáculo en el que el flamenco y el rock fluían de la mano de Israel Galván, Orthodox y Fernando Terremoto, no sólo se desarrolla en el Centro de las Artes de Sevilla. El Teatro Central, el Teatro Alameda y la sede de la Fundación Tres Culturas son otros de los recintos que recogen las iniciativas de Zemos98.

Centenares de jóvenes buscan un soplo de lucidez en estos lugares. Fernando Franco, director y montador de cine sevillano de 31 años, acudió ayer al Centro de las Artes. "Zemos98 ayuda a estar un poco al día de las nuevas tendencias audiovisuales. Este festival es un punto de encuentro para un montón de gente y un escaparate de bastantes cosas interesantes, como conciertos, proyecciones y charlas", comenta Franco.

Daniel González Xavier, gestor cultural brasileño de 27 años que vive en Madrid, seguía con atención uno de los cortometrajes. "Zemos98 me parece una idea de un festival basado en unas tácticas de medios de comunicación en las que consigue estar positivamente en los márgenes de la estética actual de los festivales y ser un generador de encuentros de posibilidades de disfrute crítico", dice González Xavier, que presenta hoy, a las 21.00, "una actuación audiovisual de música experimental y videoactivismo". Un trazo más en el palimpsesto infinito de la cultura.

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